Vincent Van Gogh, holandés nacido en 1853, que fallece a los treinta y siete años en 1890, es el testigo viviente de la crisis de valores espirituales del siglo XIX. Su figura abre camino a una corriente artística que es expresionista moderna, y que reconoce en el hombre el centro de sus ideas.

Van Gogh, artista solitario.

Como lo era Cézanne (del que hablamos precisamente la semana pasada), es otro artista solitario, autodidacta. En él encontramos la primacía del color. Sus inicios, en 1880, demuestran su incapacidad de mantener diversos oficios y trabajos. Trabajó en una galería de arte en La Haya; y en Londres y París como profesor; predicador en Bélgica, cerca de los más humildes y pobres; actividades plagadas de contratiempos. Su formación espiritual es uno de los parámetros de su vida, e incide en su recorrido artístico.

Van Gogh, sus primeros cuadros, Comedores de patatas.

Los primeros cuadros y dibujos retratan a obreros y campesinos en difíciles circunstancias. En 1885 realiza “Comedores de patatas”, su primera obra maestra. Este primer estilo es sombrío, rudo, de colores oscuros y terrosos, de factura expresiva, en la que acentúa la miseria y el dolor. La iluminación de la obra es tenebrista, como en penumbra.

Vincent Van Gogh – Comedores de patatas (Aardappeleters), 1885. Óleo sobre lienzo. 114 x 82 cm. Museo van Gogh, Ámsterdam.
Vincent Van Gogh – Comedores de patatas (Aardappeleters), 1885. Óleo sobre lienzo. 114 x 82 cm. Museo van Gogh, Ámsterdam.
Van Gogh en París.

Si se revisa la correspondencia mantenida con su hermano Theo, director de la galería Goupil & Cie en París, quien le mantiene al tanto de las novedades artísticas, vemos que ello le hace cambiar de ciudad e irse a vivir con su hermano, para asistir a clases de pintura y estudiar a los clásicos en el museo del Louvre.

En la capital gala se produce un cambio cromático en su paleta, adoptando la técnica impresionista pero yendo más allá. “Un par de zapatos” de 1886, “El Molino de la Galette”, de 1886; sin embargo todo esto desorienta a un Van Gogh, que no encuentra su propio estilo. Conoce el Puntillismo de Seurat, y entabla amistad con Camille Pissarro, pero tampoco le interesa, ni los Nabis ni el Simbolismo. En París configura un lenguaje pictórico que más tarde aplicará, como es su admiración por la estampa japonesa. Esta influencia oriental persistirá a lo largo de toda su vida.

Van Gogh en Arlés.

En 1888 se instala en Arlés, subyugado por el paisaje, el estallido de colores vivos y luz dorada. A partir de ahí, su lenguaje pictórico consistirá en la aplicación de colores puros, con pinceladas empastadas, que se convierten en gruesas líneas, con gran ritmo.

La temática es variada, escenas rústicas, paisajes, naturalezas muertas, flores y retratos, trabajando a gran velocidad. Se podría decir que hace un uso violentamente psicológico del color, se adueña de la libertad del color, ésta es su característica más destacada, y la aplicación ondulante y alargada con la que crea sus composiciones. Le atrae la noche, los nocturnos exteriores, buscando el colorido y las estrellas. Su obra “Noche estrellada”, de 1889, es un paisaje fantasmagórico.

Vincent Van Gogh – La noche estrellada, 1889. Óleo sobre lienzo. 73,7 x 93,1 cm. Museo de Arte moderno de Nueva York.
Vincent Van Gogh – La noche estrellada, 1889. Óleo sobre lienzo. 73,7 x 93,1 cm. Museo de Arte moderno de Nueva York.
El proyecto de taller de artistas de Van Gogh.

Van Gogh quería crear un taller de artistas comunitario, para lo que había alquilado una casa, la “casa amarilla”, y contaba para este proyecto con Paul Gauguin, que por aquel entonces vivía en Pont-Aven, en Bretaña. Con reticencias al principio y accediendo finalmente, se trasladó a Arlés en octubre de 1988, pero el proyecto fue un fracaso, las tensiones entre ellos les llevaron a la ruptura, y ocurrió el célebre episodio en el que Vincent se corta la oreja.

Durante su estancia acomete temas muy famosos, como “La habitación de Arlés”, “La silla vacía”, las versiones de “Los girasoles” y algunos autorretratos.

Van Gogh en el hospital mental, el Trigal con cuervos como símbolo premonitorio.

Por esta fechas, Van Gogh es recluido en el hospital mental de Saint-Remy, y experimenta un cambio fuerte en el uso del color. La pincelada se retuerce y se arremolinan las formas. Los autorretratos de esta época reflejan una psicología enfermiza, con el trazo apasionado, incluso violento. Bajo la tutela del doctor Paul Gachet emprende sus últimos paisajes, agitados, abruptos, sin dibujo ni forma alguna, sólo el color. Así crea, en 1890, el “Trigal con cuervos”, símbolos profético de la muerte.

Fue considerado un cuadro premonitorio de su trágico final. Y en el verano de 1890 se suicida, disparándose con una pistola. Muere pobre. Antes de morir vende su primer cuadro. Las setecientas cartas que escribió a su hermano Theo son una auténtica autobiografía. Sus sentimientos los transformaba en color y forma. Investigó en la naturaleza para manipularla al capricho de su estado anímico. Cambia los colores reales de las cosas para alcanzar una mayor expresividad. Y esta es la triste historia de Van Gogh.

Esto es todo por hoy, gracias por haber llegado hasta aquí, nos despedimos hasta la próxima entrada en nuestro blog www.tasararte.com/blog/

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