Realismo vs Romanticismo.

El Romanticismo como tendencia y corriente estética tuvo su fin cuando se agotaron las propuestas y surgieron nuevas corrientes, nuevas preocupaciones por “lo real” frente a la poética del sentimiento; la valoración de la realidad, que intenta ser objetiva, precisa y científica.

Esto no supone el fin del Romanticismo, porque en muchos aspectos la sensibilidad romántica ha pervivido hasta nuestros días. Supone la preocupación por la realidad frente a visiones románticas. Los clasicismos, la mirada hacia lo medieval y los eclecticismos continuaron funcionando, pero desaparece el modelo único para vivir en una miscelánea de tendencias.

Al tiempo que se desarrolla el Romanticismo, surge una corriente orientada hacia el estudio de la realidad a través de la investigación científica. En el arte, este fenómeno se manifiesta a través de una nueva representación iconográfica, en la que el mundo real cobra protagonismo.

Espíritu positivo, Realismo, Revoluciones, Proletariado, Socialismo científico.

El espíritu positivo de Auguste Comte plantea una concepción de valores basados en la atenta observación de los fenómenos reales. El espíritu científico, el análisis, la verificación de los hechos a través de la ciencia, son los que permiten acceder al conocimiento (espíritu positivo).

Los grandes cambios que tienen lugar años antes de mediados del siglo XIX, como las revoluciones, entre ellas la de 1848, el ascenso de la burguesía, el desarrollo de la actividad industrial, la transformación de la ciudad, y la aparición de un proletario urbano, generan una tensiones y una situación social que experimentó grandes transformaciones, como consecuencia del descontento político y de la crisis económica, afectando especialmente al proletariado. En estos años, surge el pensamiento de formulación del materialismo dialéctico y del socialismo científico de Karl Marx.

La literatura y el arte experimentan importantes cambios, en la literatura el presente cobra fuerza, y la pintura desarrolla un nuevo sentido de la descripción.

El Realismo de Millet.

En su día ya hablamos de Gustave Courbet; podríamos hablar de Honoré Daumier, pero vamos a centrarnos en Jean-François Millet (Gruchy, Gréville-Hague; 1814 – Barbizon, Sena y Marne; 1875). Pertenece al grupo conocido como Escuela de Barbizon.

Su pintura es una pintura sosegada, estática, atenta a la representación de la realidad. Una realidad rural, de campesinos realizando sus labores cotidianas, agrícolas. Es el mundo campesino que el pintor vivió desde siempre. Millet desprecia la teatralidad de las imágenes, su pintura destaca un universo recogido, íntimo, en el que lo sencillo se eleva a categoría plástica. Su obra Las Espigadoras, de 1857, acentúa un relato organizado, que fluye como un discurso natural, una imagen de la vida sencilla.

Otras obras de Millet.

En 1848, Millet presentó en el Louvre “El Aventador”, que tuvo un gran éxito. Un año después, en 1849, se establecía en Barbizon. “El Ángelus”, de 1857, fue expuesto ese mismo año en El Salón, consagrando definitivamente al pintor. La obra, hoy en el Museo de Orsay, muestra cómo dos campesinos interrumpen su trabajo mientras rezan. El cuadro alcanzó un gran éxito, convirtiéndose posteriormente en un referente para artistas como Dalí. Obras como “El hombre con azada” de 1862, “El Sembrador”, de 1850, constituyen la aportación definitiva del artista a las experiencias de una pintura realista, desentendida del carácter elevado y sublime de los temas tradicionales.

Jean-François Millet – El ángelus (L'Angélus), 1857. Óleo sobre lienzo. 66 × 55,5 cm. Museo de Orsay, París. Una de las obras más conocidas de Millet, que llegó a convertirse en una auténtica obsesión para Dalí
Jean-François Millet – El ángelus (L’Angélus), 1857. Óleo sobre lienzo. 66 × 55,5 cm. Museo de Orsay, París. Una de las obras más conocidas de Millet, que llegó a convertirse en una auténtica obsesión para Dalí

Millet también destaca en el retrato, revelando una nueva orientación, basada en un equilibrio entre la representación de lo real y la intimidad del personaje.

La influencia de Millet.

Millet influenció, siendo fuente de inspiración, para artistas como Vincent van Gogh, o para las pinturas que Claude Monet hizo de la costa de Normandía. El contenido estructural y simbólico de su obra influyeron en Georges Pierre Seurat.

También destacar que fue el principal protagonista de la obra “Is He Dead?”, de Mark Twain. Por no mencionar extensamente su impacto y fascinación en Salvador Dalí, que opinaba que las dos figuras del Ángelus rezaban ante la tumba de su niño muerto; hasta tal punto fue su insistencia, que el Museo del Louvre hizo una radiografía de la pintura, que reveló, en lugar de la canasta, una caja negra, que el pintor surrealista interpreta como el ataúd de un niño de 6 años.

En fin, unos influencian a otros. Esto es todo por hoy, gracias por leernos, nos despedimos hasta la próxima entrada en nuestro blog www.tasararte.com/blog/.

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