La noticia que hoy destacamos es de esas “incómodas” porque están relacionadas con la política, porque están llenas de siglas (TSJC, TSJ, CGPJ) y porque su contenido rezuma un cierto malestar y tensión entre instituciones que afecta al arte, situaciones que a todos nos gustaría que no se produjesen y que, quizás, algún día estén superadas.

Todo comenzó con una nota informativa que el Museo del Prado envió a las distintas instituciones repartidas por todo el territorio nacional que tienen en depósito obra suya; más de seiscientas centros y más de tres mil obras. En dicha nota se informaba a los centros de las condiciones y requisitos que se deben cumplir para el correcto mantenimiento de las obras.

Siete de estas obras están ubicadas desde hace ciento once años en el Palau de Justicia, sede del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC). Llegaron a Cataluña cedidas por el Prado en dos entregas, la primera en 1866, con destino inicial a la Real Academia de Bellas Artes de San Jorge y que posteriormente pasaron a la Audiencia; y la segunda, en enero de 1907.

Ahora el Govern de la Generalitat pide devolver las obras al Prado, pues el Servicio de Museos y Protección de Bienes Muebles del Departamento de Cultura de la Generalitat afirma que las condiciones de conservación que se exigen no pueden ser asumidas ya que el Palacio de Justicia no reúne las condiciones de un edificio destinado a funciones museísticas.

Sin embargo, el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) muestra su  máximo interés en retener los cuadros por su plena identificación con los espacios que vienen ocupando desde hace más de un siglo. El caso pasa al Tribunal Superior de Justicia (TSJ) y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) apoya a los jueces catalanes y estudia asumir el depósito de esos cuadros para poder seguir manteniéndolos en su sede. Un portavoz del TSJC asegura que las condiciones que impone el Prado no son muy distintas de las que gozan actualmente los lienzos, ni éstos han sido trasladados o se han visto afectados por obras en el edificio, que las condiciones lumínicas y ambientales durante todo ese tiempo no han generado deterioro, que las medidas de seguridad es máxima ya que se encuentran en salas permanentemente vigiladas.

Los siete cuadros del Museo del Prado en el limbo son:

  • Enrique Romero de Torres – Camino de los Villares, 1904.
  • Rafael García Guijo – Esperando la consulta, h 1901.
  • Isidoro Santos Lozano – Isabel la Católica presidiendo la educación de sus hijos, 1864.
  • Eliseo Meifrén – Lago de Como, 1895.
  • Enrique Estevan y Vicente – El primer balazo, 1849.
  • Eduardo Soler y Llopis – San Sebastián, después de su martirio, en las catacumbas.
  • Carlos María Esquivel y Rivas – Vuelta del asistente de un oficial muerto en la guerra de África.

Veremos en qué queda todo esto, seguiremos informando; en cualquier caso, lo que sí es cierto es que no salen de España, siempre estarán en territorio nacional. Gracias por estar ahí, y hasta la próxima entrada en nuestro blog www.tasararte.com/blog/

Isidoro Santos Lozano - Isabel la Católica presidiendo la educación de sus hijos, 1864.
Isidoro Santos Lozano – Isabel la Católica presidiendo la educación de sus hijos, 1864.
Enrique Estevan y Vicente - El primer balazo, 1849.
Enrique Estevan y Vicente – El primer balazo, 1849.
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