Desde hace solo algunas décadas que se protege el Patrimonio Histórico Artístico, la conciencia de la importancia de preservarlo y protegerlo es del siglo XX, antes apenas existía legislación.

Un ensayo publicado por el catedrático de la Universidad Complutense D. Arturo Colorado Castellary, titulado “Arte, revancha y propaganda” de Ediciones Cátedra, profundiza en algunas actuaciones del General Franco para ganarse al Führer, que planeaba crear en la ciudad austriaca de Linz la pinacoteca más grande del mundo. Franco, que en un momento dado pensó en la posible victoria del III Reich, quiso regalar arte a quien iba a dominar el mundo, que era una de sus pasiones (Hitler fue un pintor frustrado).

Para obsequiar y satisfacer al mandatario alemán y tras pedir asesoramiento a Jose María Sert entre otros, le ofreció “La Marquesa de Santa Cruz” de Francisco de Goya, un apostolado de El Greco y tres obras de Zuloaga; el alemán le obsequió con un automóvil marca Mercedes último modelo. Franco con esta entrega de obras de arte quería recuperar el Patio del Infantado, un conjunto monumental en poder de los alemanes.

La obra de Goya era el regalo perfecto, “La Marquesa de Santa Cruz” ya había pasado sus andanzas, había sido evacuada en la Guerra Civil a Ginebra y regresado a España, el dictador se lo había comprado a la familia Silva por un millón de pesetas y lucía en la pinacoteca del Prado. A priori su iconografía podía satisfacer al alemán, representaba la música por la lira que porta la retratada y Hitler amaba la música, y en la obra figuraba la cruz vasca de cuatro brazos que recuerda a la esvástica. El Régimen Nazi viró a la neutralidad y la obra quedó en manos privadas, a Franco le incomodaba tener en el museo, una obra que pudo acabar en manos nazis.

Ahí no acaba el tema, la obra se vendió al extranjero en 1983 y los abogados Uría y Menéndez, por encargo del entonces Ministro de Cultura Javier Solana, la recuperaron para España ganando un proceso en los tribunales internacionales; Placido Arango también medió a nuestro favor.

Las numerosas conflagraciones de la historia y en concreto del siglo XX dan para más de un ensayo de los avatares que han sufrido las obras de arte; todo un periplo vital en las que algunas desaparecieron y otras es increíble que continúen intactas.

Por rematar el relato, Franco ofreció el Palacio de Riofrío en La Granja, para evacuar obras del Museo del Louvre en 1944 que se hallaban en castillos del Sur de Francia. Entre ellas figuraba “La Gioconda” de Leonardo Da Vinci o “La Victoria de Samotracia”.

Podríamos alargar el relato con los avatares de “La Dama de Elche” o de alguna Inmaculada de Murillo, documentos de Simancas, Coronas Visigodas del Tesoro de Guarrazar; recuperados por el franquismo pactados con el General Pétain e instrumentalizados con una sonada campaña de propaganda franquista.

Arte y política siempre han ido de la mano.

Esto es todo por hoy, nos despedimos hasta nuestra próxima entrada en nuestro blog www.tasararte.com/blog/

Francisco de Goya y Lucientes – Retrato de la Marquesa de Santa Cruz, 1805. Óleo sobre lienzo. 124,7 cm × 207,9 cm. Museo del Prado.
Francisco de Goya y Lucientes – Retrato de la Marquesa de Santa Cruz, 1805. Óleo sobre lienzo. 124,7 cm × 207,9 cm. Museo del Prado.
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