En más de una ocasión hemos hablado de cómo el Arte se convierte en altavoz de denuncia, en antena de este mundo, de su vertiente reivindicativa. En ocasiones es sólo el mensaje lo que trasciende, prescindiendo de la belleza. Pero Isabel Muñoz (Barcelona, 1951) llega un poco más allá, su mensaje de denuncia lo hace a través de la belleza de sus imágenes. Arte, mar y plástico.
Nos alerta sobre el peligros de la contaminación de los mares, de los residuos plásticos que se arrojan cada año –se calcula que ocho millones de toneladas-, y lo hace con unas imágenes de gran belleza, en las que los retratados se mueven bajo el agua dando a los plásticos que les rodean y envuelven una danza serena como de vida propia.
Podemos ver este nuevo proyecto de Isabel Muñoz en la Galería Blanca Berlín de Madrid, apenas una treintena de fotografías en una exposición que lleva por título “Agua”. Las imágenes fueron obtenidas por Muñoz en 2016 y 2017 bajo aguas mediterráneas y de los mares de Japón.
Para la realización del proyecto Isabel aprendió a bucear como una experta. Las fotos las tomaba a profundidades de entre tres y cinco metros, en jornadas que llegaron a durar hasta doce horas. Se comunicaba con los retratados por señas, por cierto que todos ellos escogidos por su relación con el mar: pecador, nadador, jugador de waterpolo, o la submarinista japonesa Ai Futaki, récord Guinnes de apnea.
Todas las obras son platinotipias, una técnica fotográfica que Isabel domina, difícil de crear y cara de producir, pero cuya calidad y permanencia la sitúan en lo más alto, tesoros para los amantes de la fotografía y de los coleccionistas. Se caracteriza por su capacidad de reproducción de los negros y grises en todos sus matices y el tratamiento sutil que obtiene de las luces. Tras más de una década de investigación, Isabel ha logrado incluir el color en este proceso, lo que constituye un punto de inflexión en la historia de la fotografía.
Isabel Muñoz lleva más de cuarenta años recorriendo el mundo con sus cámaras fotográficas, retratando los sentimientos, las costumbres y las culturas del ser humano en su estado más puro, y también la de nuestros primos lejanos en su serie “Primates”. Fue Premio Nacional de Fotografía en 2016, le concedieron el premio World Press Photo en 1999 y en 2004, el Bartolomé Ross, Unicef España, Medalla de oro al mérito de las Bellas Artes en 2009, Comunidad de Madrid, y más premios, reconocimientos y menciones que no caben mencionar aquí para no saturar. Sus imágenes forman parte de las más importantes colecciones públicas y privadas de todo el mundo.
La alerta, el mensaje, el sentimiento que Isabel nos quiere transmitir con “Agua”, nadie mejor que ella para explicarlo: “Inicié este proyecto atraída por la belleza de los entornos marinos y como llamada de atención ante los peligros que amenazan su supervivencia. El mar nos lo da todo sin pedirnos nada a cambio. Damos por sentado que su riqueza es inagotable, que puede con nuestros descuidos, nuestra falta de previsión, nuestros excesos. Pero las cosas no son así. ¿Qué vamos a dejar a nuestros hijos y nietos si no somos capaces de cuidar de sus tesoros, si seguimos echando al mar plásticos que son trampas mortales para las especies que lo habitan, si continuamos vertiendo residuos que pondrán fin a la biodiversidad marina si no reaccionamos a tiempo?”
Como siempre, gracias por estar ahí, y hasta nuestra próxima entrada en el blog www.tasararte.com/blog/