Prometeo y el fuego sagrado.

En una primera versión, el hombre nació de la tierra como brota el grano. Los hombres vivían en armonía con los dioses, hasta que surgió la rivalidad.

Prometeo, hijo de un titán, pretendió engañar a Zeus robando el fuego sagrado para entregárselo a los hombres, pero éste descubrió el engaño y castigó a los hombres con todo tipo de sufrimientos y a Prometeo le encadenó a una roca en el monte Cáucaso, y cada día un águila le devoraba las entrañas, que volvían a crecerle por la noche.

En una segunda versión, no hubo hombres mortales hasta que los formó Prometeo con arcilla y agua, a semejanza de los dioses, y con el consentimiento de Atenea, les dio vida con su aliento.

La versión talmúdica de la creación habla de que el arcángel Miguel modela a Adán con polvo, como Prometeo, y Jehová le insufla vida y le entrega a Eva. Como Eva, Pandora, primera mujer de la creación en la mitología, trae la desgracia a la humanidad. Le confirieron cualidades apreciables, como la belleza y la gracia, pero Hermes puso en su corazón la mentira y el engaño, y la curiosidad por saber qué contenía el cofre cerrado, en el que se ocultaban todos los males. La curiosidad le llevó a abrir la tapa de manera que todos ellos  se escaparon y afectaron al género humano.

La creación del ser humano.

Prometeo, que había apoyado a Zeus en la Titanomaquia, se rebeló contra el Dios Supremo al considerarle en exceso cruel con los humanos, a los que había aportado la inteligencia, y a quienes había entregado el fuego, que robó para ellos del carro de Helios.

El castigo de Zeus fue doble. Envió a los hombres la primera mujer, Pandora, y encadenó a Prometeo a una roca, donde padeció terribles sufrimientos, hasta que Heracles le libera.

Las artes figurativas de la antigüedad representaron con insistencia el motivo de Prometeo encadenado y liberado. En la Edad Moderna (siglos XVI, XVII y XVIII), la imagen del castigo que padece el redentor de la humanidad prefigura a Cristo en la Cruz.

Tanto Tiziano, como Rubens, como Ribera, plasmaron en sus obras al titán, sometido a la tortura del águila que devoraba su hígado, que volvía a regenerarse por su condición inmortal. El siglo XIX convirtió el mito en símbolo de creatividad y conocimiento, que no se somete a autoridad alguna y lucha por su libertad. La obra escogida para la portada de este artículo es de José de Ribera – Prometeo, c. 1630. 193,5 x 155,5 cm. Colección particular.

Pandora.

Pandora, primera mujer de la mitología griega, modelada en arcilla por Hefesto, como un bello mal funesto, en respuesta al deseo de venganza de Zeus contra la osadía de Prometeo de querer dotar a los hombres del fuego divino. Epimeteo, hermano del titán, la tomó como esposa, para aplacar la ira del Dios Supremo, pero no pudo impedir que ésta abriera la caja contenedora de todos los males, que infectaron a la humanidad, quedando dentro la Esperanza.

En el símil pagano de Eva, ambas son consideradas responsables de la caída del hombre por su curiosidad. Sus representaciones son minoritarias hasta el Neoclasicismo en el siglo XVIII, que atrajeron especialmente a los pintores ingleses, enfatizando su belleza seductora causante de desgracias.

Nos despedimos hasta la próxima entrada en nuestro blog www.tasararte.com/blog/

Jules Joseph Lefebvre – Pandora, 1882. Óleo sobre lienzo. 96.5 × 74.9 cm. Colección particular.
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