Esta semana vamos a dedicar el blog a un componente del Fauvismo, movimiento artístico producido a principios del siglo XX en el que la exaltación del color es el denominador común de esta escuela de artistas.

Maurice de Vlaminck, el buscavidas.

Maurice de Vlaminck nace en París en 1876 en un entorno familiar bohemio, tanto su padre como su madre eran músicos. Cuando contaba tres años de edad se trasladan a vivir a un pueblo de campo, Le Vésinet, en donde permaneció hasta los dieciséis años, momento en el que decide irse a la aventura de vivir solo a Chatou, a orillas del Sena; era el año de 1892. Parece ser que en este periodo ya recibió algunas clases de pintura de un pintor local.

Allí empezó a trabajar como mecánico y descubre la bicicleta, con la que no sólo se da sus largos paseos “poéticos y sin meta” sino que se convierte en corredor y se gana la vida participando en carreras de pueblos locales. Pero a causa de unas fiebres tifoideas en 1896 tiene que abandonar el ciclismo; ya se había casado por primera vez, con Suzanne Berly, y tenido una hija, Madeleine. Se dedica entonces a tocar el violín, dando lecciones y  tocando en orquestas de cafés. En esta etapa de vez en cuando pintaba, pero no era consciente todavía de que esa sería su dedicación futura.

Maurice de Vlaminck, el anarquista y futuro pintor.

Durante el servicio militar tiene contacto con compañeros de armas que despiertan en él su tendencia anarquista, comienza a escribir en periódicos libertarios. En 1900, durante un permiso, conoce por azar a André Derain, ambos se hacen muy amigos, salen juntos a pintar al campo y debaten y discuten sobre todos los aspectos del arte y de la vida. Ahora sí comienza a pensar que su futuro podría ser la pintura. A su regreso a la vida civil el violín le sigue dando para vivir, pero con dificultad. Mientras, conoce a Matisse y la pintura de Van Gogh, que ejercerán en él una gran influencia.

Maurice de Vlaminck, el escritor.

Vlaminck también tuvo su faceta literaria a lo largo de su vida; en 1902 publicó “D’un lit dans l’autre” en colaboración con Sernada, seudónimo de un extraño personaje anarquista compañero suyo de armas. Y al año siguiente publicó “Tout pours ça”, medio biográfica y psicológica con tonos violentos. Ambas novelas tenían una temática también obscena, y fueron ilustradas por Derain. En esta época su verdadera pasión ya era la pintura. Cuando murió en 1958 había publicado una docena de volúmenes.

Maurice de Vlaminck, el pintor.

En 1904 expone por primera vez en una colectiva en la galería Berthe Weill. Conoce a Apollinaire y en este periodo descubre también el arte africano, por el que se apasiona y comienza a coleccionar piezas; contagia su pasión por el arte africano a Derain y otros artistas.

En 1905 expone ocho obras en el Salón de Otoño de París, en la que sería definida como la exposición de los “Fauves”. Fue un paso decisivo en su carrera artística, se unió al grupo y se convirtió en uno de los máximos representantes del Fauvismo junto con Henri Matisse y André Derain.

Un año después su pintura suscita el interés del marchante Ambroise Vollard, que compra obra suya por varios miles de euros. A consecuencia de este éxito ya podrá dedicarse por completo a la pintura el resto de su vida.

El contexto histórico, cultural y artístico de Vlaminck.

Vlaminck ya pertenece a la vanguardia artística del momento, París es el centro del mundo en lo que al arte respecta. Todas las noches en la taberna Bateau-Lavoire de Montmartre se da cita con personajes de muy alta talla, con los artistas más importantes de la vanguardia del momento.

En 1911, por invitación de Vollard, viaja a Londres y por Inglaterra a pintar, pero echa de menos París y es cuando escribe: “Viajar para renovarse equivale a confesar que ya no se tiene nada que decir”. Decide regresar a Francia.

La Primera Guerra Mundial le influye profundamente, es llamado a filas y él es un violento antimilitarista que detesta la civilización industrial, mecánica e inhumana que le está tocando vivir. Todo ello provoca que nazcan sus primeras disidencias con Derain, que acabarán por romper su amistad. Sufre una crisis moral y sus ideas sobre la pintura y sus investigaciones cambian paulatinamente. En 1919 alcanza un gran éxito con una exposición en la Galería Druet, es ya un pintor consagrado y dispone de una buena posición económica. Se ha casado por segunda vez, con Berthe Combe.

La última etapa de Vlaminck.

Vlaminck se traslada en 1925 a una casa de campo alejada de París, La Tourillière, donde permanecerá el resto de sus días. Reparte su tiempo entre la pintura, escritura, su granja, sus perros, su colección de arte africano y sus paseos en automóvil, que le fascinan tanto ahora como en su momento lo hicieron las bicicletas. Ha pasado ya la Segunda Guerra Mundial y en  Vlaminck aumenta el pesimismo   de su atormentada y contradictoria naturaleza, se aísla cada vez más en un diálogo con la naturaleza y consigo mismo, se convierte en un viejo amargado relegado en el campo mientras que las exposiciones de su obra se suceden con éxito tanto en Francia como en el extranjero. Muere en su casa de campo en 1958. Suya es la frase “Si eres pintor, mira sólo en ti mismo”.

Esto es todo por hoy, nos despedimos hasta la próxima entrada de nuestro blog www.tasararte.com/blog/.

Maurice de Vlaminck – Vlaminck - La bailarina de Le Rat Mort, 1906. 73 x 54 cm.
Maurice de Vlaminck – Vlaminck – La bailarina de Le Rat Mort, 1906. 73 x 54 cm.
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