La cifras del 2016 de visitas a grandes instituciones museísticas han superado las del 2015, la oferta ha sido magnifica y el público ha respondido. Más de seis millones de visitantes suman entre el Museo del Prado y el Museo Reina Sofía; el Prado recibió 3.033.754 y de las exposiciones temporales arraso “El Bosco” seguido de “Ingres” y “George de la Tour”, 12,50% más que el año anterior; en el Reina Sofía 3.646.598 personas acudieron, aunque el 65% accedió al museo en horario de acceso gratuito; “Wifredo Lam”, la exposición “Campo cerrado” y “Marcel Broodthaers” fueron los más visitados. El Thyssen recibió 1.064.835 visitas aumentando un 10% las visitas del 2015 y El Palacio Real de Madrid y el Museo Guggenheim también aumentaron un 10,99% y un 6% respectivamente. Todo un incremento que esperemos vaya a más; los centros expositivos se han convertido en un reclamo de atracción de masas; personas que desean interiorizar la experiencia de eclécticas propuestas cada más de mayor calidad.
En Lausanne en Suiza está el Museo L’Art Brut que se fundó en 1976; 40 años en los que se han atesorado 5.000 obras de arte, Jean Dubuffet reunió obras toda su vida, con la intención de dar presencia al arte que se creaba alejado de las academias o de los circuitos habituales; por estos días se inaugura la muestra de un artista desconocido Eugen Gabritschevsky (Moscú 1893-1979) un biólogo genetista de fama internacional que acabó interno en un hospital psiquiátrico diagnosticado esquizofrénico, pasó 50 años y dejó un extenso legado en obras de arte, dibujos que creó de manera compulsiva en trozos de papel, en el reverso de cartas y documentos. Este legado lo descubrió Dubuffet y lo unió al de otras obras creadas por autodidactas, marginados, enfermos cuyos impulsos artísticos se manifestaban con total libertad y sin limitaciones. En este caso Gabritschevsky asombra con bestias imaginarias, humanos deformes y paisajes inquietantes de colores brillantes, acompaña la muestra con documentos que narran sus interioridades, su particular manera de representar la muerte, el dolor, las emociones, la ironía de la vida y el alma de los elementos. Un modo de dar salida a sus miedos y emociones con acuarela, témpera, pinceles y esponjas, que quizá le aliviaron brevemente el sufrimiento de no saber bien cómo afrontar su vida.
Hemos hablado de la importancia del coleccionismo privado como iniciativa a la recuperación de obras de arte, a la coherencia de creación de un conjunto que gravita en torno a un discurso determinado; en este caso el protagonista es Mauricio Marciano, dueño de la marca de pantalones y ropa Guess, de estadunidense de origen marroquí y que va a crear en Los Ángeles la Marciano Art Foundation, una institución expositiva que albergará su colección privada de arte contemporáneo con 1.500 obras. Un empresario que tras su jubilación en el 2012 convirtió su afición en un desahogo creativo, coleccionar arte, y que ahora quiere compartirlo con todos. Tiene obra de Albert Oehlen, Rudolf Stingel, Wade Guyton, Seth Price, Mike Kelley, Paul Sietsema, elecciones muy personales que configuran sus gustos artísticos; para tal menester él y su hermano Paul compraron un edificio muy particular de 10.200 metros cuadrados, edificado en 1961 con paredes de mármol, un templo masónico lleno de símbolos crípticos que fue utilizado para reuniones secretas de peces gordos de Hollywood, peleas de boxeo de madrugada o club nocturno, un particular espacio para una colección de arte privada, nuevo espacio expositivo en Los Angeles.
Estas navidades, el Espacio Conde Duque de Madrid ha contado con una instalación hinchable del artista británico Alan Parkinson, una especie de laberinto titulado “Katena” lleno de luz, calor y en el que cambiaba la temperatura; ha sido toda una experiencia para el visitante, deambular por un mundo distinto en el que los sentidos juegan un papel esencial “Architects of Air”, es la denominación que engloba este tipo de nuevas propuestas de arte contemporáneo, en la que una vez más vemos cómo no sólo la vista está involucrada en la recepción del visitante, esta vez el calor y la temperatura juegan un papel esencial.
Terminamos esta semana con la noticia de una gran exposición en el Museo de Arte Moderno MoMA de Nueva York: “Francis Picabia: Our Heads Are Round so Our Thoughts Can Change Direction” (Nuestras cabezas son redondas para que nuestros pensamientos puedan cambiar de dirección). Hasta el 19 de marzo, una antología con una puesta en escena de todo su imaginario colectivo y que hace redescubrir al espectador sus distintas facetas artísticas. Francis Picabia (París 1879-1953) fue un artista polifacético. Su principal característica era la libertad con la que se expresaba y plasmaba sus impresiones en distintas disciplinas artísticas, nunca se casó con ningún estilo y al mismo tiempo fue el representante de muchos. Su versatilidad y capacidad camaleónica, lo consagró como el artista más versátil de la vanguardia, y por fin el MoMA le rinde homenaje con este gran despliegue.
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