En el Museo Metropolitan de Nueva York en el almacén, había un cuadro de un hombre, “Portrait of a man” (“Retrato de hombre”). No tenía identidad y era anónimo, y su calidad y aura llamaron la atención sobre historiadores del arte, que contactaron con Javier Portús, Conservador de pintura española del siglo XVII del Museo del Prado. Y tras un minucioso estudio y pericia ha resultado ser una obra de Diego Velázquez, en concreto el personaje es Juan de Córdoba, agente marchante de Felipe IV en Roma y ayudante del propio artista para la compra de obras de arte que realizó en sus dos viajes a Italia.

Portús afirma que muy probablemente fue pintado en el periodo de 1649-1651, coincidiendo con el segundo viaje a Italia. Es un periodo creativo en el que el artista compone de un modo determinado que coincide con el cuadro en cuestión, sin rematar los límites del retratado, con cierto tenebrismo caravaggista donde el individuo emerge de un fondo neutro con voluntad realista emergiendo de la nada, sin anécdotas que distraigan.

Han comprobado y se puede ver en la imagen, que es un retrato de extraordinaria calidad, que potencia la calidad humana del retratado que emerge de entre las tinieblas de un fondo neutro, coincide con otras obras del mismo periodo como Pablo de Valladolid de 1635 o Menipo y Esopo de 1638.

Se aplicó una prueba de laboratorio, la reflectografía infrarroja que contribuyó a su atribución, ya que evidencia el dibujo preliminar para colocar en el lienzo la cabeza del retratado, y otra seña muy velazqueña que es usar un toque de gris claro para distinguir el límite inferior del cabello y la parte superior del cuello. La ciencia al servicio del arte, hemos avanzado mucho para detectar falsificaciones o atribuciones en expertización de obras de arte, penetrar en la pintura evidencia la “caligrafía” interna del artista, ¿cómo pintaba Velázquez?, su modo de crear.

El retratado fue la persona de confianza de Velázquez para ampliar las colecciones reales de pintura, en su segundo viaje a Italia tenía el cargo de “ayuda de cámara” para luego pasar a ser “veedor” y a su vuelta a España Felipe IV le nombre “aposentador” por su capacidad de saber las posibilidades que se derivan de establecer una estrecha relación entre las colecciones artísticas del monarca y los espacios físicos que albergaban y acogían su presencia.

Después del hallazgo de la Universidad de Yale, de la polémica obra de juventud atribuida a Velázquez “la educación de la Virgen”; ahora aparece este retrato en Nueva York, todo un hallazgo. Esto es todo por hoy, buen fin de semana hasta la próxima entrada en nuestro blog www.tasararte.com/blog/

«Portrait of a man» («Retrato de hombre»), atribuido a Velázquez - Metropolitan Museum, Nueva York.
«Portrait of a man» («Retrato de hombre»), atribuido a Velázquez – Metropolitan Museum, Nueva York.
Dorothy Mahon and Javier Portús, standing in the Department of Paintings Conservation, June 2014. On the easels left to right: “Portrait of a Man” (The Met, 49.7.42); “Juan de Pareja” (The Met, 1971.86); and “Portrait of a Man” (The Met, 89.15.29).
Dorothy Mahon and Javier Portús, standing in the Department of Paintings Conservation, June 2014. On the easels left to right: “Portrait of a Man” (The Met, 49.7.42); “Juan de Pareja” (The Met, 1971.86); and “Portrait of a Man” (The Met, 89.15.29).
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