El Papa y la Papisa.

Hay algunos personajes que perviven en nuestra memoria gracias a haber sido el tema de obras de los mas grande maestros de la Historia del arte. Este es el caso de Olimpia Maidalchini Pamphili, la llamada popularmente “La Papisa” por haber sido, según algunas voces “amante” del Papa Inocencio X, a quien Diego Velázquez retrató tan magistralmente, el retrato que el maestro hizo  al papa se encuentra en Roma en la Galleria Doria Pamphili;

Esta noble italiana, La Papisa, además de posible amante, fue cuñada del papa Inocencio X a raíz de su matrimonio con un miembro de la saga Pamphili. Fue la mujer más poderosa de Roma en el siglo XVII y llegó a influir en la política papal y en el cónclave que supuso la elección de su cuñado como papa, por lo que fue apodada La Papisa. Se labró una polémica fama de mujer intrigante y codiciosa, y amasó una colosal fortuna gracias al cobro de sobornos.

La retrataron artistas prestigiosos como Alessandro Algardi y Velázquez, cuyo retrato es estos días motivo de titulares, ya que se vendió en Sotheby’s Ámsterdam por 2,8 millones de euros, cifra por debajo de su estimación máxima que eran 3,3 millones.

El cuadro, desaparecido durante 300 años y catalogado como Escuela Holandesa del siglo XVII, ha sido minuciosamente expertizado y finalmente atribuido a Velázquez, pintado durante su segunda visita a Italia que lo data entre 1649 y 1650.

El personaje.

Fue un personaje poderoso y controvertido, que supo escapar de su destino, internarse en un convento como monja, y se casó dos veces, quedando viuda. Adorada por mujeres católicas que se instalaron en la Plaza Navona, en las puertas del Palacio Doria-Pamphili, para aclamarla cuando entraba y salía, se preocupó por las monjas y las prostitutas de la época a las que protegía previo pago de un impuesto, muere a los 66 años de peste bubónica.

La procedencia.

La obra de Velázquez figura en el inventario del Marques de Carpio hecho en 1682 con el número 429, describiéndose como “Un Ritratto di Donna Olimpia Pamfilio con velo nero in testa di mano di Diego Velasco di palmi 3 e 2 1/2 in circa con sua cornicia tutta indoratta”. En 1692 Eugenio de los Ríos, caballero de Santiago y mayordomo de Carpio en Nápoles, hizo entrega a Cesare Barbo de dos cuadros de Velázquez procedentes de la testamentaría del marqués, citados solo por sus números de inventario y medidas, números que correspondían a los retratos de Olimpia y del cardenal Massimi.​ En 1724 ambos retratos se encontraban en la colección del cardenal Pompeo Aldrovandi, perdiéndose desde ese momento las noticias directas, hasta su posible reaparición en 2019, con significativas pérdidas de pintura.

Otros personajes de Velázquez.

Y Olimpia vuelve a renacer, por su inmortalidad en la pintura, como Esopo, Menipo, Jerónima de la Fuente, Bufones, enanos o el Niño de Vallecas. Detrás hay un pintor con una personalidad compleja, solitario, que gustaba de pasear solo por las calles y codearse con personajes del más amplio espectro social y su particular interpretación del representado; conseguía poesía y misterio, hacerles inmortales a los ojos de quienes los contemplan a lo largo de los siglos.

Esto es todo por hoy, buen fin de semana hasta la próxima entrada en nuestro blog www.tasararte.com/blog/

Diego Velázquez – Retrato del Papa Inocencio X, 1650. Óleo sobre lienzo. 140 x 120 cm. Galería Doria Pamphili, Roma, Italia.
Diego Velázquez – El bufón el Primo. Óleo sobre lienzo, 1645. Óleo sobre lienzo. 106,5 x 81,5 cm. Madrid, Museo Nacional del Prado.
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