Y no lo sabíamos. De las mil setecientas obras expuestas en la pinacoteca sólo siete son de mujeres. El lema que por estos días se puede leer si se visita el museo con motivo del bicentenario es “El Prado es de todas”, quizá porque carece de obras producidas por mujeres; Clara Peeters, Sofonisba Anguissola, ahora Artemisia Gentileschi.
En el Barroco en el siglo XVII muy pocas mujeres participaban de la vida artística como creadoras, la influencia que deja Caravaggio y el claroscuro marcan una forma nueva de narración pictórica, el tenebrismo abre una brecha al idealismo del Renacimiento y varios creadores se suman al nuevo lenguaje; el padre de Artemisia, Orazio Gentileschi, es uno de ellos.
En el Museo del Prado se expone la obra “Moisés salvado de las aguas”, y hay tres obras más. De su hija Artemisa tenemos “Nacimiento de San Juan Bautista”, de 1635, en la que cuatro mujeres atienden al pequeño Juan recién nacido, su padre Zacarias se retira a escribir, e Isabel se retira a descansar. Una obra de iconografía cristiana y muy compleja, de enorme belleza, que sólo ha estado expuesta desde 1999 un total de veintiséis meses, ha viajado en préstamo por Alemania, Roma, París, Milán, Nueva York o Bari; The National Gallery prepara una inmensa retrospectiva de la artista para el año 2020 y la obra irá allí en préstamo;
La escasez de obras atribuidas a la artista, apenas cuarenta piezas, la hacen ser muy solicitada, y desde hace poco “Nacimiento de San Juan Bautista” cuelga de la sala 7 del Prado. Se trata de una obra de madurez que fue realizada para colgarse en las paredes del Palacio del Buen Retiro junto con varias pinturas de la vida de San Juan Bautista producidas por Massimo Stanzione. Este cuadro fue resaltado por el Historiador Roberto Longhi (Italia, 1890 – Florencia, 1970) por la intimidad hogareña que destacaba, y lo señaló como el más bello interior doméstico de toda la pintura italiana del siglo XVII.
La literatura también ha resaltado la figura de Artemisia, el suceso que le lleva a los tribunales y a defender su integridad por la violación cometida por su maestro Agostino Tassi. Es una historia que ha sido motivo de novelas, como las de Alexandra Lapierre o Anna Banti; ambas la dibujan como una mujer astuta e inteligente, arquetipo que se alza contra la opresión masculina.
En definitiva, hay que visitar la sala 7 del Museo del Prado de Madrid. Gracias por estar ahí, y hasta la próxima entrada en nuestro blog www.tasararte.com/blog/