Entre cientos de pinturas, reconocerías las mías, es una famosa frase de Tamara de Lempicka. Y es que, efectivamente, la artista, desarrolló un estilo propio. Motivos geométricos, colores brillantes, formas rotundas; una forma de expresarse, una personalidad arrolladora y una vida disoluta que la convirtieron en un icono de los años 20.
Tamara de Lempicka nació como Maria Gurwik-Górska, no está claro si en 1895 o 1898, se crio en Polonia en un ambiente de lujo. Viajó, tomó lecciones de arte, aprendió idiomas y buenos modales. En 1918 se casó con Tadeusz Łempicki, con quien se mudó a París, y allí continuó sus estudios de pintura. Alcanzó fama en vida en Europa y Estados Unidos. Su obra refleja el glamour, la sofisticación, la elegancia y la modernidad, la adinerada burguesía de la época y la progresiva decadencia de la aristocracia, trabajó principalmente el desnudo y el retrato.
Ahora se inaugura en Madrid en el Palacio de Gaviria la exposición Tamara de Lempicka. Reina del Art Déco, organizada por la empresa italiana Arthemisia y comisariada Gioia Mori, resultado de una década de estudio de la figura de la artista. Se compone de cerca de 200 piezas procedentes de más de 40 colecciones privadas, museos y prestatarios, y podrá visitarse hasta el 24 de febrero de 2019. Esta misma exposición se ha presentado con anterioridad en Milán, París, Turín y Verona con gran éxito.
Tamara de Lempicka falleció en 1980 en Cuernavaca, al sur de la ciudad de México. Su último deseo fue que sus cenizas se esparcieran en el cráter del Popo -el volcán Popocatépetl-, que fue cumplido por su hija Kizette y el escultor mexicano Víctor Manuel Contreras; quizás por eso siga activo, arrojando cenizas y nubes de humo, con temblores recurrentes para recordarnos que allí está Tamara.
Esta es la noticia que hoy hemos seleccionado. Gracias por estar ahí y hasta la próxima entrada en nuestro blog www.tasararte.com/blog/