Las pinturas de Van Gogh cobran vida y movimiento. Ni un solo cuadro original, se trata de otra forma de presentar su obra, con pantallas de hasta seis metros de altura y proyecciones en paredes, columnas e incluso suelo. Una experiencia envolvente que combina tres mil imágenes en movimiento, luz y música; tecnología multimedia para sumergirse en el universo de Van Gogh.

Nos referimos a la exposición “Van Gogh Alive – The Experience”, que desde finales de diciembre y hasta finales de febrero se celebra en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Una propuesta diferente, enfocada para todos los públicos y que ya ha recorrido alrededor de 40 ciudades de cuatro continentes, entre ellas Berlín, Roma, Moscú, San Petersburgo, Pekín, Santiago de Chile, Varsovia, Bogotá, Budapest, Estambul, Phoenix, Tel Aviv o Lisboa, además de Sevilla y Alicante, en España.

Ya no sólo se pueden ver los cuadros colgados de paredes, sino que nos podemos meter de lleno en ellos descubriendo detalles de los cuadros del pintor hasta ahora desconocidos y disfrutando de los vibrantes colores utilizados en cada una de las pinceladas. La muestra se centra en el trabajo que realizó entre los años 1880 y 1890.

Van Gogh (1853 – 1890), pintor post impresionista, holandés, es hoy día considerado uno de los grandes maestros de la historia de la pintura, cuya influencia en el siglo XX es indiscutible, y que sin embargo la calidad de su obra fue reconocida solo después de su muerte. En tan solo una década pintó unos 900 cuadros, y en vida consiguió vender muy poco; era un innovador y la demanda en pintura iba por otros derroteros. Falleció a los 37 años por una herida de bala; aún no se sabe con seguridad, lo más probable es que fuese un suicidio.

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