Saturno devorando a su hijo, de mural a lienzo, de la Quinta del Sordo al Mueso del Prado.

La obra, “Saturno devorando a su hijo”, es una pintura mural de Francisco de Goya, pasada a lienzo. Decoraba las paredes del comedor de la casa que el pintor había adquirido en Madrid antes de su exilio, la Quinta del Sordo. Pertenece a la famosa serie de Pinturas negras de Goya, y junto con el resto de ella, fue copiada de revoco a lienzo a partir de 1874 por Salvador Martínez Cubells, como había encargado el barón Émile d’Erlanger, un banquero francés de origen alemán, que tenía intención de venderlas en la Exposición Universal de París de 1878, y que finalmente, en 1881, las cedió al Estado español, que las destinó al Museo del Prado, donde se expusieron desde 1889.

Saturno devorando a su hijo, una pintura tremendista.

Es una composición tremendista, de la serie de Pinturas negras. La iconografía representa a Saturno, el dios del tiempo, devorando a sus propias criaturas. Es un tema, ya tratado por Rubens, que alberga hoy alberga el Museo del Prado.

La imagen percibe la voracidad terrible del dios, el enloquecido horror de Saturno, con la cruel mutilación de la figura infantil, ya sin cabeza, degustado por su propio padre.

Saturno devorando a su hijo, una pintura expresionista.

Es una pintura expresionista, el símbolo del tiempo, que todo lo destruye y lo devora. Locura y barbarie son la inspiración, creando este viejo esquelético, de melena blanca y larga, de ojos feroces y alucinados, que abre sus tremendas fauces, en las que desaparecen los miembros de la pequeña criatura humana.

La sangre corre por el cuerpo destrozado, satisfaciendo la bestial gula del bárbaro. Una composición goyesca que muestra la veta brava española. Quizás, esta obra, pudiera tener relación con la grave enfermedad que padeció Goya en 1819, que estuvo a punto de morir.

Saturno y la predicción del oráculo.

Por ubicar quién es quién, Crono, llamado por los latinos Saturno, era un Titán, hijo de Gea y de Urano. Se casó con su hermana, Rea, se hizo dueño del Universo tras mutilar y destronar a su padre. Y trató de evitar que se cumpliera lo que dijo el oráculo, que sería destronado por uno de sus hijos. Por esta razón, decidió engullirlos según iban naciendo, Vesta, Ceres, Juno, Neptuno y Plutón.

Saturno derrotado por Zeus.

Sin embargo, cuando nació Júpiter, o Zeus en griego, su esposa le engañó dándole una piedra envuelta en pañales, piedra que el titán se tragó creyendo que era un hijo más. De esta forma, el oráculo se cumplió cuando Zeus, que de niño vivió escondido en una gruta de la isla de Creta, se hizo mayor, y con la ayuda de Gea, su madre, dio a beber a su progenitor una droga, que le obligó a devolver a los hijos devorados. Todos juntos declararon la guerra a su padre, de ahí la Titanomaquia, que duró diez años, y gracias a la cual, Crono fue destronado por Zeus.

Esto es todo, una pequeña píldora cultural sobre una gran obra; nos despedimos hasta nuestro próximo blog www.tasararte.com/blog/

Francisco de Goya y Lucientes – Saturno devorando a su hijo, 1820-1823. Óleo sobre revoco trasladado a lienzo. 146 cm × 83 cm. Museo Nacional del Prado, Madrid, España.
Francisco de Goya y Lucientes – Saturno devorando a su hijo, 1820-1823. Óleo sobre revoco trasladado a lienzo. 146 cm × 83 cm. Museo Nacional del Prado, Madrid, España.
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