Ayer os recomendábamos en nuestro blog el libro “Velázquez. El placer de ver pintura”, escrito por Ximo Company. Hoy os recomendamos la lectura de un interesante artículo de la sección de Cultura del periódico “El País” escrito por Miguel Ángel García Vega y titulado “Restauraciones excesivas para hacer caja en los museos”.
Es un artículo que invita a la reflexión sobre el tema de las restauraciones en las obras de arte y lo que realmente estamos viendo en los museos. Los ejemplos más reseñables se refieren al genio y maestro Leonardo da Vinci. Su obra “La última cena” se conserva en Santa Maria delle Grazie, en Milán; se trata de una pintura mural fechada entre 1495 y 1497 ejecutado al temple y óleo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1980, y de la que hoy en día casi el 80 % de lo que vemos es ajeno a la mano del maestro, ¡se trata de restauración!
Esto hace plantearse qué es lo que queda de original de la “Mona Lisa”. El Museo del Louvre calcula que el 80 % de los cerca de seis millones de visitantes que recibe al año lo hacen para contemplar la sonrisa de la Gioconda.
Es evidente que si una pintura está muy deteriorada va a ser menos atractiva para el público, lo que se traduce en menos visitas y menos ingresos, y si tiene faltas de pintura, los ojos se nos van a centrar también en las faltas, lo que va a provocar que no apreciemos la obra en su conjunto de la misma manera que si estuviese completa.
Lo que está claro es que el paso del tiempo afecta a la pintura y que siempre se han restaurado para tratar de conservar su estado original, pero lo que hay que plantearse es dónde está el límite de la intervención y hasta qué punto se debe respetar el daño que el tiempo produce. Hasta hace muy poco, las restauraciones eran agresivas y en muchos casos dañaban y alteraban la obra irremediablemente. Ha sido ya muy avanzado el siglo XX cuando se ha concluido que se debe respetar el devenir del tiempo en la obra, la personalidad que le aporta y, sobre todo, que la restauración efectuada sea reversible. La ciencia avanza a pasos agigantados y afortunadamente la restauración de obras de arte no es ajena a ello.
En Tasararte es uno de los servicios que proporcionamos, asesorar sobre la obra en todo su contexto y si es necesario realizar una restauración. La mayoría de las veces basta con una “limpieza” de la capa de barniz. Con ello, en ocasiones hemos descubierto que lo que parecía un fondo oscuro y uniforme nos revela detalles de arquitecturas antes inexistentes para nuestros ojos. Pero si tenemos que aconsejar no restaurarla, lo hacemos.
Esto es todo por hoy. De nuevo, gracias por leernos y haber llegado hasta el final. Nos vemos en la siguiente entrada en nuestro blog www.tasararte.com/blog/.
