La pintura satírica del XVIII en Italia e Inglaterra. Parte 1.

En este artículo vamos a hablar de la crítica social a través de temas costumbristas producidos por distintos artistas, en este caso del veneciano Pietro Longhi (1702 – 1785) y el londinense William Hogarth (1697 – 1764). Hoy nos centraremos en el primero.

Sátira, ironía y humor de la Venecia de Pietro Longhi.

Pietro supo reflejar las costumbres de la sociedad veneciana burguesa del siglo XVIII. Lo hizo con tanto realismo, que fue llamado el pintor de la realidad. En sus obras hay un matiz de crítica social, humorística e irónica, lo que le proporcionó una gran popularidad. Sus obras, de pequeño formato, tienen referencias al mundo teatral. Refleja interiores burgueses, cafés, burdeles, casinos, reuniones y celebraciones festivas con máscaras, etc, mostrando cierto paralelismo con el realismo social crítico del inglés William Hogarth.

Hogarth y la sátira de fina ironía, el humor inglés.

Hogarth, en la sociedad londinense del siglo XVIII, destacó por sus cuadros y grabados satíricos. Fue un artista de fina ironía, que de forma sistemática criticaba la sociedad aristocrática y acomodada de su época. Con ello pretendía mejorar dicha sociedad, denunciando sus defectos para lograr el progreso y triunfo de la virtud, de la ética sobre los vicios. Fue un moralista irónico, un auténtico puritano, que además ayudó a proteger la propiedad intelectual. La semana que viene hablaremos de la Ley Hogarth.

Longhi y el Carnaval de Venecia.

Volviendo a Longui, fue discípulo de grandes artistas y conoció diversas escuelas italianas. Para sus creaciones se inspiró en la pintura flamenca y holandesa del siglo XVII. Regresó a Venecia en 1730, y en el 56 ingresó en la Academia de Venecia, que hoy en día posee varias de sus obras ,como pueden destacarse “El concierto”, el “Pintor en su estudio”, el “Rinoceronte”, el “Farmacéutico”, el “Peluquero y la dama”, y tantas otras obras que muestran con firmeza la realidad social con una pintura sencilla, incluso ingenua, pero atractiva, por el empleo de un colorido cálido, pastoso y brillante.

Hay que destacar las escenas carnavalescas de la sociedad veneciana, en las que los personajes usaban antifaz, cubrían sus cabellos, las orejas y el cuello, con la máscara, que ocupaba la parte superior del rostro, junto a una capa larga, siempre de color negro. Estos atuendos se empleaban al anochecer, y era obligado vestirse así durante los carnavales. Estos ropajes eliminaban las diferencias entre las distintas clases sociales (tan marcadas entonces), eliminaban las diferencias como las barreras entre los sexos, y permitían la dedicación anónima a los diferentes placeres que proporcionaba la ciudad. Los viajeros acudían a Venecia atraídos por su libertad de costumbres y sus diversiones, y se llevaban a sus países obras de arte, pinturas sobre las costumbres de sus ciudadanos.

En el Museo Thyssen de Madrid hay una obra de Pietro Longui, y en la Fundación Querini Stampalia, en Venecia, está “La boda” de 1750. La Galería Uffizi, en Florencia, está “La confesión”. Y una de sus obras maestras es “La caza del pato en la Laguna”, porque sabe reflejar perfectamente la luz de un día de niebla otoñal. Este pintor veneciano del setecientos, supo captar con ironía y pericia los usos y costumbres de una sociedad que necesitaba del humor para ser digerida.

La semana que viene hablaremos con mayor profundidad sobre William Hogarth y su fino sentido del humor. Esto es todo por hoy, nos despedimos hasta la próxima entrada en nuestro blog www.tasararte.com/blog/

Pietro Longhi – El rinoceronte, 1751. Óleo sobre lienzo. 62 x 50 cm. Ca’ Rezzonico, Venecia, Italia
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