Hemos hablado de forma recurrente en este blog de los mitos griegos, y fue hace casi un año que lo hicimos con el mito de Orfeo.

Esta semana comentamos un cuadro que trata de su épica, la de Orfeo, en concreto el pasaje en el que desciende al inframundo (reino de Hades) a rescatar a su amada Eurídice.

El mito de Orfeo.

Orfeo es un personaje de la mitología griega, un héroe especial, ya que sus hazañas no son bélicas sino que se basan en su virtud musical. Hijo de Eagro, rey de los tracios, y de Calíope, una de las nueve musas, la del la poesía épica y la elocuencia.

Según las distintas versiones del mito, Orfeo tenía una habilidad musical tal que, cuando cantaba y tocaba la lira, era capaz de amansar a las fieras, detener el curso de un río o mover piedras, tenía una capacidad increíble para conmover a todo ser vivo, tanto animales como personas.

Según distintos relatos, Orfeo es considerado el inventor de la cítara, y añadió dos cuerdas a la lira, que antes tenía siete y la de Orfeo nueve en honor a las nueve musas.

Orfeo conoció a la bella ninfa Eurídice, ambos se enamoraron y se casaron. Pero Eurídice muere por la picadura de una serpiente, por lo que Orfeo decide bajar al inframundo a rescatarla. Este es quizás el pasaje más famoso del mito de Orfeo.

El descenso de Orfeo al inframundo.

Orfeo, al no poder resistir tanto dolor por la muerte de su amada, bajó al mundo de los muertos para pedirle personalmente a Hades, dios del inframundo, que se la devolviera.

Para entrar en el inframundo había que hacerlo cruzando el río Aqueronte en la barca conducida por Caronte, quien les cobraba un óbolo (una pequeña moneda). Caronte se negó a llevarle, ya que estaba vivo y sólo los muertos podían acceder, pero Orfeo le convenció de la mejor forma que sabía, tañendo la lira.

La otra orilla era vigilada por el can Cerbero, el perro guardián de tres cabezas, quien cuidaba la puerta de entrada al Hades y se encargaba de que los espíritus de los muertos pudiesen entrar y que nadie saliera. Además, vigilaba que ninguna persona viva entrara al Hades. Orfeo recurre de nuevo a su capacidad musical para dormir a Cerbero y poder entrar.

Una vez frente a los dioses del inframundo Hades y Perséfone, Orfeo suplica por su amada. A través de su música consigue ablandar sus corazones y acceden a su deseo, pero con la condición de que él caminase delante de ella y no mirase atrás hasta que hubieran alcanzado el mundo superior y los rayos de sol bañasen a la mujer.

Ambos atraviesan todo el inframundo en su camino de salida y llegaron finalmente a la superficie. Entonces, ya por la desesperación, Orfeo volvió la cabeza para ver a su amada; pero ella todavía aún tenía un pie en el camino del inframundo, así que se desvaneció en el aire, y esa vez para siempre.

La obra: Pieter Fris, “Orfeo y Eurídice en los infernos”.

Esta obra se encuentra en el Museo Nacional del Prado, en Madrid. En 1772 figura  en el Palacio del Buen Retiro como pareja de una apoteosis de Hércules. Ingresó en el Prado antes de 1834. Es inventariado en 1849 y recogido en el catálogo de 1873. Se trata de un óleo sobre lienzo, datado en 1652, de 61 x 77 centímetros.

La obra muestra la firma en el ángulo inferior izquierdo de la barca de Caronte: “PIETER FRIS, 1652”.

El autor: Pieter Fris.

Poco se sabe de este autor neerlandés. Nació en Ámsterdam en 1627/28 y murió en Delft en 1706.

En 1645, Pieter Fris marchó a Roma, donde fue conocido con el sobrenombre de “Welgemoed” (el amable). Dos años más tarde estaba de nuevo en Holanda. Vivió en distintas ciudades: Dordrecht, Ámsterdam, Weesp, Haarlem. En 1683 se inscribió en el gremio de San Lucas de Delft, donde permaneció ya hasta su muerte viviendo como pintor y, según parece, también como comerciante de arte.

Hasta hoy sólo se conocen tres obras suyas: Orfeo en los infiernos, del Museo del Prado; Noli me tangere, firmada y fechada en 1653 (Sotheby’s Amsterdam, 18 de noviembre de 1985, lote 34); y Paisaje con catarata, firmado y fechado en 1650 (Sotheby’s Amsterdam, 27 de septiembre de 2004, lote 27)

Comentar un cuadro: Orfeo en los infiernos, de Pieter Fris.

Protagoniza el cuadro el fantasmagórico y tenebroso paisaje infernal, que claramente nos recuerda al Bosco, por la utilización de elementos y personajes extraños, burlescos, grotescos, jocosos y descabellados.

Pieter Fris y representa a Orfeo y Eurídice en el inframundo, abrazados frente a Hades y Perséfone, cobijados bajo un oscuro solio. La piel de Perséfone está un tanto verdosa, lo que da a entender que aún pertenece al mundo de los muertos. A la izquierda, en primer término, Caronte transporta en su barca las almas de nuevos condenados.

La luz procede de los resplandores ígneos con los que se define el lugar en el que se desarrolla la escena. En la obra prácticamente se pierden las figuras humanas, empequeñecidas con el fin de dar mayor realce a las de demonios que vuelan y los condenados que pueblan el inframundo. Llaman la atención ese diablo rojo de gran cabeza, que con un jinete a sus lomos vuela llevando colgado a un ahorcado, o el personaje que parece haber robado la lira a Orfeo y se aleja jocoso  de su presencia.

Es un cuadro que, al igual que muchas obras de El Bosco, se puede uno quedar contemplándola durante horas y siempre aparece algún detalle del que todavía no nos habíamos dado cuenta. Hasta aquí hemos llegado, podríamos extendernos mucho más pero esto es todo por hoy, gracias por leernos, nos despedimos hasta la próxima entrada en nuestro blog www.tasararte.com/blog/.

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