Manet, el artista de las miradas.

Édouard Manet (París, 1832 – 1883) es una figura bisagra entre el arte tradicional y el Impresionismo. No participó en ninguna de las exposiciones impresionistas, pero es quien aglutina el movimiento de los Independientes, dada su rebelión pictórica contra la Pintura de Salón.

La familia y sus inicios en la pintura.

Por poner un poco en antecedentes, es primogénito de una familia burguesa, su padre, juez, y su madre aristócrata, le animaron en su primera vocación como marino. Tras fracasar en la Escuela Naval decidió dedicarse a la pintura con una férrea determinación por triunfar. Se preparó meticulosamente en el taller de Couture durante seis años, y luego comenzó a viajar por Italia, Alemania, Holanda y España, donde encontró a Velázquez y Goya. Ambos artistas le abrieron los ojos a una pintura más libre, tanto en la forma como en el tema, siendo una gran inspiración.

Obras rechazadas.

Sus primeros cuadros fueron enviados al Salón Oficial en 1860 y fueron aceptados, pero lo que más interesa son las obras que sufrieron rechazo; entre ellas destaca “Almuerzo campestre”, objeto de escándalo público al representar a una mujer desnuda desayunando con dos hombres vestidos al aire libre. Esta onda escandalosa de Manet se repite con su “Olympia” en 1865, aceptada en el Salón pero recibida con feroces críticas. En ella, una prostituta paticorta se muestra odalisca desnuda, que con una mirada imperiosa desafía al espectador. Baudelaire aconsejó a Manet la ideación de una iconografía que presentase problemas de legibilidad, aportando un juego irónico a las expectativas del público. La rebeldía de Manet casi le lleva a la cárcel, al elaborar, en 1867 “La ejecución del emperador Maximiliano”.

Retratar la vida cotidiana.

Después de la guerra Franco-Prusiana, y con el inicio de la III República, su situación con respecto a la relación con el Salón mejora (1870), aportando “El balcón” y “Un bar del Folies-Bergère”, en el que una camarera nos mira absorta en sus pensamientos con grandes contrastes colorísiticos y una superposición de planos que causa extrañeza. Él quiere retratar la vida cotidiana. Su influencia sobre Morisot, Monet y Degas es grande, por su enorme franqueza realista y la ausencia de idealización. Sus obras tienen una ironía implícita, que marcan el camino hacia una nueva pintura.

Figura señera del movimiento impresionista.

Muere joven, a los 51 años, por problemas circulatorios. Le llegaron a amputar una pierna. Manet es la figura señera del movimiento, pero dentro del grupo de los impresionistas, han sido apodados “los cuatro mosqueteros”, Monet, Pisarro, Renoir y Sisley. Dedicaremos un post a cada uno de ellos.

Esto es todo por hoy, nos despedimos hasta la próxima entrada en nuestro blog www.tasararte.com/blog/

Édouard Manet – Olympia, 1863. Óleo sobre lienzo. 90 x 130,5 cm. Museo de Orsay, París.
Édouard Manet – Un bar del Folies-Bergère, 1882. Óleo sobre lienzo. 96 x 130 cm. Courtauld Institute of Art, Londres.
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