Cuando hoy en día se dice de alguien que es muy culto y que sabe y entiende de diferentes campos, tanto de arte y de letras como de ciencias, se suele decir que es un “hombre, o mujer, del Renacimiento” y siempre se asocia con la figura de Leonardo da Vinci, ese gran genio del Renacimiento, polímata maestro del Arte y de la Ciencia, pintor, anatomista, arquitecto, paleontólogo, botánico, científico, escritor, escultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta, urbanista. Sin duda, una de las figuras más universales de la Historia.
Leonardo nació en la pequeña localidad florentina de Vinci en 1542, tuvo una vida plena y azarosa, llena de avatares, una personalidad única que terminó sus días en Francia, en Amboise, bajo el mecenazgo y protección del rey Francisco I; murió en paz tras varios meses enfermo a la edad de 67 años, el 2 de mayo de 1519. Es decir, que el año que viene se cumple el quinto centenario de su fallecimiento, y ya se están empezando a celebrar distintas actividades relacionadas con la figura del maestro.
La primera de ellas es una ambiciosa muestra que se ha inaugurado en la Galería Uffizi en Florencia, a 25 kilómetros de su ciudad natal, y que lleva por título “L’acqua microscopio della natura. Il Codice Leicester di Leonardo da Vinci”. De esta forma, el famoso manuscrito, el Códice Leicester (también conocido como Código o Códex Leicester, y como Códice Hammer), regresa a Italia después de un cuarto de siglo.
La última vez que este código de Leonardo se exhibió en Italia fue en 1995 durante una muestra en el Palazzo Querini Dubois en Venecia, mientras que en Florencia la última vez que se mostró fue en 1982 en una exposición dedicada al polifacético artista.
El manuscrito, de 72 páginas con unas 360 ilustraciones y dibujos, fue elaborado por Leonardo entre 1506 y 1508 en Florencia y Milán, con añadidos hasta 1510, y contiene sus ideas originales y muy avanzadas principalmente sobre la hidrodinámica, pero también sobre cosmología, astronomía, geología, geografía, paleontología y mecánica.
Para que el público pueda acceder al Códice se recurre a herramientas tecnológicas, un sistema que mediante pantallas permite navegar dentro del código y revisar cada una de sus páginas y apuntes, conservados en una vitrina especial para mantener las condiciones de temperatura y humedad adecuadas para su conservación. Y aunque el Códex Leicester sea el protagonista de la muestra, también se exhiben otros documento y obras del artista, como el Códice Atlántico, que recoge reflexiones en torno a temas como las matemáticas, la botánica o los instrumentos musicales, y material del Códice del vuelo de las aves y del Códice Arundel entre otros.
Una muestra que bien merece un viaje a Florencia. Gracias por estar ahí, y hasta la próxima entrada en nuestro blog www.tasararte.com/blog/
