Louis David, cronista de una época.

La semana pasada analizamos la producción de un artista cuya temática histórica retrataba la forma de vivir y de sentir de la antigüedad: Jacques Louis David. Dada su longevidad, y tras abordar los hechos de la Revolución, como el asesinato de Marat, comenzó una etapa en la que la sociedad se había puesto patas arriba con los sucesos revolucionarios. La sombra de la guillotina iba cortando cabezas de reyes, de aristócratas pensantes, y de hombres productivos del pueblo.

Napoleón como héroe.

La Francia de la enciclopedia, del racionalismo y del funcionalismo, parecía que se le salían los ojos de las órbitas ante la percepción de una serie de acontecimientos políticos que consideraba como pesadillas. La cadena de la sociedad estamental se había roto. Si, como decía Goya, la falta de razón producía monstruos, esa sinrazón llevó ineludiblemente a las ideas de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Pero en estos mismos años de cambio entre siglos aparece en el horizonte un nuevo personaje, Napoleón Bonaparte.

Su imagen iba a ser llevada al lienzo por los pintores franceses Louis David, Jean-Auguste-Dominique Ingres, Pierre Prudhon, François Gérard y Antoine-Jean Gros.

Louis David y Napoleón.

Louis David proporcionaría dos imágenes diferentes del héroe francés; el revolucionario, idealista, sacrificado por un destino incierto: Marat; y el de Napoleón, que significaba la expansión por Europa de la ideología revolucionaria. Aunque ahora, con su presencia, se atenuaba esa transformación, dando lugar a un retorno al orden, y sobre la aspiración de restaurar el Imperio francés. Dos figuras románticas surgidas en el crepúsculo sangrante de la Ilustración.

Romanticismo y Revolución.

El Romanticismo surgió en el seno de la Ilustración. Fueron las promesas incumplidas de una minoría culta y materialista las que propiciaron la explosión del pueblo, cansado de intentar educarse para mejorar la producción de las naciones , y de que los ricos fueran más ricos.

El Romanticismo de los pintores del siglo XIX fue doloroso y sangrante, que se inició en la Revolución, y después surgió de las batallas napoleónicas que tantos muertos produjo. El propio Marat había predicho en sus escritos la necesidad que la Revolución tenía de hallar un dictador capaz de hacer cumplir sus ideales revolucionarios y velar por el cumplimiento de la codiciada libertad.

Los héroes de Louis David.

Louis David representó continuamente distintas figuras de héroes. Su concepto de heroicidad fue cambiando con el tiempo. Huyó de representar momentos sangrantes, procuró plasmar los prolegómenos y los hechos posteriores.

Nombrado en 1800 pintor oficial de Napoleón, proyectará el presente más glorioso y elocuente, una simbiosis entre historia y política. Sus pinturas, escenográficas y teatrales, poseen connotaciones retóricas de propaganda del poder imperial, una vuelta al orden moral regenerado por la Revolución.

Napoleón es representado como un auténtico héroe clásico, sus cuadros proporcionan un historicismo propagandístico.

Napoleón y Josefina, emperador y emperatriz.

El 2 de diciembre de 1804 fue coronado Emperador en Notre Dame. De esta forma, trataba de convencer a los republicanos de la conveniencia de volver a una fase imperial historicista. Para ello, el Senado adoptó una nueva Constitución que preveía el carácter hereditario de la autoridad imperial. Louis David asistió al acto de la coronación de la emperatriz Josefina en un palco desde una de las tribunas del coro.

Louis David  y “La consagración de Napoleón”.

Después el emperador le pidió a Louis David que pintara las principales ceremonias del Imperio. Éste eligió como tema, para conmemorar el acontecimiento, el momento en el cual Napoleón, de pie y erguido con arrogancia, alza la Corona Imperial para ceñirla sobre la cabeza de Josefina. El Papa, sentado detrás del héroe, aparece bendiciendo el acto con temor, actitud ésta que Napoleón impuso a Louis David.

El pintor hizo una maqueta de cartón del escenario, y dispuso una serie de estatuillas de cera, antes de componer la escena en el lienzo. El resultado es un lienzo de grandes proporciones, 667 cm × 990 cm, que actualmente podemos contemplar en el mueso del Louvre de París.

Jacques Louis David – La consagración de Napoleón (Le Sacre de Napoléon), 1806 1807. Óleo sobre lienzo. 667 cm × 990 cm. Mueso del Louvre, París.
Jacques Louis David – La consagración de Napoleón (Le Sacre de Napoléon), 1806 1807. Óleo sobre lienzo. 667 cm × 990 cm. Mueso del Louvre, París.

De momento aquí nos quedamos, esto es todo por hoy, gracias por leernos, nos despedimos hasta la próxima entrada en nuestro blog www.tasararte.com/blog/.

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