En un reciente artículo firmado por José Miguel Sánchez Peña en la publicación digital Portal de Cádiz, denuncia la desaparición de cuatro Ángeles de la escultora Luisa Roldán, más conocida como La Roldana.

José Miguel Sánchez Peña es historiador y restaurador y ostenta el cargo de Conservador Restaurador emérito del Museo de Cádiz. En la década de los años 80 realizó el inventario de las obras de la Catedral y fotografió todas las piezas una a una, incluidas las cuatro esculturas que ahora asegura que están en paradero desconocido.

Sabe que recientemente se realizó una limpieza de las distintas dependencias de la Cripta de la Catedral y piensa que las han podido tirar a la basura ya que se encontraban muy deterioradas y las pudieron considerar “material inservible”. Otra posible causa es que alguien las tenga y puedan salir a la venta cuando menos lo esperemos.

Las esculturas fueron un encargo del Cabildo de la Catedral en 1686 para que formasen parte del monumento eucarístico del jueves santo, juntamente con unas imágenes de los Profetas. Los Ángeles, de madera de pino que en su día estarían policromados, eran ocho: cuatro “estantes” (de pie) y otros cuatro “sedentes” (sentados). Los que se encontraban de pie, de unos 80 cms. de altura, y los sedentes de unos 70 cms. aproximadamente.

El restaurador gaditano reconoce que las cuatro esculturas de los ángeles se encontraban en un estado muy precario, pero que se podían haber restaurado tal y como él mismo, junto a Jesús Porres, hizo con dos ángeles y una imagen del Ecce Homo para que formaran parte de una exposición de Andalucía Barroca en los Reales Alcázares de Sevilla. Eso fue en el año 2007.

Luisa Ignacia Roldán Villavicencio (Sevilla, 1652 – Madrid, 1706), conocida popularmente como La Roldana, fue la primera escultora española registrada y una de las principales figuras de la escultura del Barroco.

Su padre, Pedro Roldán, era considerado el mejor escultor de Sevilla de la época y dirigió un importante taller de escultura. Luisa heredó apellido y talento, y participó en el taller de su padre en la realización de numerosas obras; allí conoció al que sería su futuro marido, Luis Antonio de los Arcos, un noviazgo al que su padre se opuso, pero Luisa demostró su empeño saliendo del domicilio familiar y contrayendo matrimonio casi en secreto en el año 1671. Toda una rebeldía en la Sevilla del siglo XVII.

En 1686 se trasladó a Cádiz para realizar diversos trabajos encargados por el cabildo municipal y el catedralicio, entre los que se encuentran las figuras desaparecidas. Más tarde se traslada la familia a Madrid, entre finales de 1688 o principios de 1689. Allí, bajo el patrocinio de Cristóbal de Ontañón, mecenas artístico y ayuda de cámara del rey, consiguió ser nombrada escultora de cámara del rey Carlos II  y después lo fue de Felipe V hasta su fallecimiento.

Sin embargo, su reconocimiento como escultora no supuso una estabilidad económica en una corte decadente, con numerosos problemas económicos y que pagaba mal y con insoportables retrasos; unos días antes había firmado una vergonzante “declaración de pobreza”.

Esto es todo por hoy. Confiemos en que suceda el mejor de los escenarios y aparezcan estas piezas de la Roldana. La Policía ya está investigando y estamos esperando el desenlace. Gracias por estar ahí, buen fin de semana y hasta la próxima entrada en nuestro blog www.tasararte.com/blog/

Luisa Roldán, La Roldana – Una de las dos figuras expuestas en el Alcázar de Sevilla en 2007, dentro del programa Andalucía Barroca. Foto Millán Herce.
Luisa Roldán, La Roldana – Una de las dos figuras expuestas en el Alcázar de Sevilla en 2007, dentro del programa Andalucía Barroca. Foto Millán Herce.
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