«El arte es una revolución silenciosa que cambia el mundo lentamente». Una gran frase de una gran artista, no en vano enamoro a un gran poeta vilmente asesinado y es que Yoko Ono (1933) no ha sido tratada justamente. Por estos dias pisa España, se ha inaügurado una muestra en el Guggenheim de Bilbao donde podemos ver su obra y escuchar su latido, una de sus obra Ceiling Painting de 1966 fué la que le unió al genio de Liverpool, quedó tan conmovido por la energía que le transmitía la instalación que pidió que le presentaran a la artista. Yoko Ono estuvo en el origen del arte conceptual y ha experimentado con performance, el cine y la música creando piezas muy especiales como Cut Piece de 1964 en su compromiso con el feminismo. Y algunos siguen por ahi, como el joven artista brasileño Paulo Nazareth (1977) con aspecto de profeta o chaman que se arrancó los incisivos para protestar por el tráfico de marfil o caminó descalzo de San Paolo a Nueva York «camino hacia el norte», y se lavo los pies en el rio Hudson como simbolo de la gente de color que emigra a EEUU, la raza y la discriminación son su tema, el de sus performances y pese a quien le pese, eso también es arte.

Elly Strik hibrido

Elly Strik

Si comparamos estas supuestas manifestaciones con la muestra que estos dias se inaügura en Toledo sobre El Greco, con mucha cábala podriamos aunar sinergias, y es que al Griego le reconocieron tarde a principios del siglo XX comenzaron a valorar su modernidad y su impacto en las vanguardias fué decisivo, y es ahi donde comenzaron a saltarse las reglas canónicas del arte, ¿si algunos académicos del XIX levantaran la cabeza?… menuda se iba a organizar. Y más todavía ante la osadía de pretender visitar museos de arte con tabletas y que ello iba a saciar la contemplación virtual de las obras de arte, increible, como dice Alberto Corazón: «Nada puede sustituir a la contemplación directa» ¿donde queda el aura que tan bien definió Walter Benjamin? el aura de la obra de arte es ese esplendor que uno experimenta ante una obra, que como bien definió Vasili Kadinski en «De lo espiritual en el arte», se produce en el espectador en la actitud correcta y con la mente abierta. Asi hay que presentarse ante la obra de Elly Strik (1961), reminiscencias del simbolismo que desemboca en surrealismo y es que en la posmodernidad cualquier procedimiento para enviar un mensaje lícito es valido, hasta protestar por Siria en medio de la Plaza de Carlos V puede ayudar a concienciar sobre un tema político en el que arte también se implica, estamos en una sociedad polivalente que como afirma Borja-Villel en la instalación de Tracey Rose (Sudafrica 1964) como un mantra: «No es signo de buena salud estar adaptado a una sociedad profundamente enferma», intentemos ser algo más optimista, quizá a través del arte consigamos cambiar el mundo. Entra en nuestra web y con nuestro blog semanalmente intentaremos llegar a ello.»

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