El realismo socialista en Rusia.

Como hablamos la semana pasada, la vanguardia histórica fue importante pero breve. El arte se desplaza hacia una corriente oficialista impuesta por el Estado Ruso. El bien llamado realismo socialista.

En 1932, Stalin promulga un decreto sobre la reconstrucción de la organizaciones literarias y artísticas. Se disolucionaban las agrupaciones artísticas independientes, y se creaba una asociación programada y controlada por el Estado. Comienza a ejecutarse un arte de cartelón, figurativo, de un realismo académico grandilocuente, y esta prioridad se pone en marcha con urgencia para hacer un arte comprensible al pueblo. Desarrollar las ideas de la Revolución y narrar acontecimientos históricos, que hablen de la historia del Comunismo, sus éxitos y proyección a la sociedad.

Se trataba de imponer un realismo decimonónico, aceptable por las masas frente a las vanguardias, calificadas como elitistas y burguesas.

Este arte, comprometido con la política, no es un lenguaje, es una ideología, de temática comunista, de carácter narrativo y literario, que sirve al Estado, con su corriente ideológica al servicio del poder.

El ejemplo ruso puede asemejarse al arte de la Alemania del régimen Nazi, obsesionada por crea un arte heroico, y controlar la producción artística, eliminando la vanguardia, que es considerada Arte Degenerado.

Volvemos a estar ante un Realismo Naturalista, de exaltación academicista, de un costumbrismo trasnochado.

Ben Shahn.

Esta apropiación del arte por los regímenes totalitarios no nos debe hacer suponer que toda la relación del arte con la política tuviese un comportamiento antimoderno; por ejemplo, destaquemos la obra del pintor de origen ruso Ben Shahn, que pone de manifiesto temas sociales y critica la realidad.

Su pintura está en sintonía con la modernidad y la libertad creativa.

Realismo socialista en México, el muralismo.

Queremos dar espacio a los muralistas mexicanos, que procedía con convicción a un programa de actividades promovido, pero no impuesto, desde el poder. La pintura al servicio de la Revolución.

Diego de Rivera (1886 – 1957) ejecuta una pintura mural en un México de carácter social, formado entre Madrid y París, junto con el maestro Eduardo Chicharro.

En 1922, ejecuta el mural La Creación para el Anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria de la entonces llamada Universidad Nacional de México (desde 1930 llamado Anfiteatro Simón Bolívar en conmemoración a los cien años de su muerte). Ejecuta una pintura nacional, autóctona, desentendida de las modas, cuya temática respondía a criterios revolucionarios. Utiliza formas sencillas y simplificadas, que derivan de un primitivismo indígena, como la de su mujer, Frida Kahlo.

También destacaremos a José Clemente Orozco (1883 – 1949). Ejecuta una pintura auténticamente mexicana. Realizó una importante labor como muralista, con un contenido didáctico, con el lenguaje de la Revolución, elevando el mural a la categoría de medio de comunicación.

David Alfaro Siqueiros (1896 – 1974) concibe el muralismo de forma monumental y expresiva. Desarrolló su espíritu revolucionario, planteado con un lenguaje conmovedor y de gran expresividad, con un barroquismo exacerbado al acentuar el carácter épico de sus composiciones.

Hasta aquí hemos llegado, esto es todo por hoy, gracias por llegar hasta aquí, la semana que viene hablaremos de la Nueva Objetividad, y del escenario de España en el arte y la política. Nos despedimos hasta la próxima entrada en nuestro blog www.tasararte.com/blog/.