Diálogos entre Duchamp y Dalí. The Royal Academy of Arts de Londres propone en una muestra temporal confrontar la genialidad de Marcel Duchamp y Salvador Dalí, dos grandes del arte contemporáneo que mantuvieron una gran amistad; ambos monstruos revolucionarios y radicalmente diferentes pero compatibles muestran su talento en esta exposición. Sus ansias de experimentación les llevaron a indagar en nuevas formas de creación artística y a crear obras icónicas que generan vínculos estéticos, filosóficos y personales entre ellos. Ambos son irreverentes, eso se manifiesta en las obras seleccionadas para esta exposición, ocho decenas de cuadros y esculturas del artista catalán, junto a obras ejecutadas con productos manufacturados, los llamados ready-made de Duchamp. Además el comisario ilustra la amistad entre ambos con fotografías, cartas, dibujos y filmes que dan fe de su apego, amistad, colaboración y admiración mutua. Se conocían de los círculos surrealistas, pero los veraneos de Duchamp junto a Dalí produjeron un periodo de intercambios, en el que la imparable y audaz máquina de crear ideas del primero influyó en la deconstrucción de la belleza estética daliniana. Humor y escepticismo, experimentación y cuestionamientos de lo más sagrado de la cultura occidental, están explícitamente marcados en un recorrido ideado para dar fe sobre el impacto que la obra de estos artistas causó en un momento determinado del siglo XX, tan prolífico en desafíos vanguardistas. La exposición tiene tres secciones temáticas, la época de juventud dada a la experimentación en pintura con lenguajes poco convencionales; el cuestionamiento del papel del artista y fotografías que atestiguan su complicidad; su fascinación por el erotismo en pintura, dibujos y esculturas en esta última sección dedicada al cuerpo, voyerismo y placer carnal.
El futuro y el pasado inspiran el presente. Un pensador que casi podríamos definir como filósofo por su visión de futuro; hablamos de Norman Foster, ese gran arquitecto que entre los galardones que le avalan están el Premio Pritzker o el Príncipe de Asturias. Se acaba de inaugurar en Espacio Fundación Telefónica la exposición “Norman Foster. Futuros comunes”, en la que a través de más de 30 maquetas, 160 dibujos y varios audiovisuales se repasa su obra y su visión del futuro, al mismo tiempo que muestra sus fuentes de inspiración y aborda cuestiones como la sensibilidad social, el diálogo entre tradición y modernidad, la reflexión acerca de la sostenibilidad y la vida en las ciudades, el papel de la innovación y la tecnología. Para Foster, aquellos edificios que se adaptan al clima están buscando crear un ambiente más saludable, se trata de ver cómo se usan los recursos disponibles, en términos de materiales, tiempo, costes y energía. Se siente profundamente europeo, independientemente de lo que digan los referéndum, por eso es claramente contrario al Brexit y, más prudentemente, al movimiento secesionista catalán, respondiendo con un “Creo en el trabajo en equipo” cuando se le pregunta sobre ello. Cuando inauguró hace unos meses en Madrid la fundación que lleva su nombre, Norman Foster Foundation, se le pidió qué consejo daría a los jóvenes graduados, a lo que respondió con “continuad siendo estudiantes, yo intento seguir siendo un estudiante”.
Con la mente abierta. Cristina Lucas es una artista multidisciplinar que trabaja con performance, happening, vídeo, fotografía, instalación, dibujo y pintura, que plantea su arte como un cuestionamiento de lo establecido. En la Sala de exposiciones de Madrid Sala Alcalá 31 reflexiona sobre la violencia y la barbarie, como ella misma dice ejerce un activismo estético en este caso en una videoinstalación quiere transportar al espectador a vivir un bombardeo, como tantas veces ha pasado en la historia del siglo XX contra la población civil como víctima colateral de conflictos armados. Su obra “Rayo que no cesa” se incluye en la exposición “Manchas en el silencio” hasta el próximo 5 de Noviembre en una propuesta ideada por Gerardo Mosquera como comisario; esta artista emergente que lleva la galería Juana de Aizpuru realiza un arte conectado con lo actual, lo histórico, lo geográfico y lo político evidenciando temas como el Capitalismo filosófico, la Plusvalía, la Vexilología o estudio de las banderas abordando la complejidad de las identidades nacionales o de la economía mundial. A este tipo de muestras hay que ir con una actitud explícita de aprender, escuchar qué quiso decir la artista, y cuál es su propuesta y protesta.
La tragedia de los inmigrantes. Son más de 7.000 inmigrantes los que han perdido la vida en los dos últimos años por razones de guerras, hambrunas o persecuciones en el Mar Mediterráneo o Mare Nostrum que llamaban los romanos. Esta deshumanización es la que nos relata la exposición “Mare Nostrum” en el espectacular Centro Niemeyer en Avilés, obra del genial arquitecto Óscar Niemeyer, creador de la vanguardista en su momento ciudad de Brasilia en los años 60 del pasado siglo. Toda una documentación y reflexión a través de 50 fotografías realizadas por MeMo Collective (Memoria en Movimiento / MeMory in Motion), una cooperativa fundada en 2014 por un grupo de fotógrafos de reconocido prestigio internacional, Manu Brabo, José Colón, Guillem Valle y Diego Ibarra Sánchez, junto al italiano Fabio Bucciarelli, comprometidos en documentar el mundo que les rodea.
Toda región está impregnada de su particular historia. Un libro “Itinerarios arqueológicos madrileños” muestra la enorme complejidad y diversificación de asentamientos que ha habido en la Comunidad de Madrid desde el Paleolítico hasta nuestros días; carpetanos, romanos, visigodos y árabes han habitado la región dejando vestigios que a través de la arqueología enriquecen nuestro conocimiento del pasado. Tan atractiva epopeya la ha desarrollado Diego Salvador Conejo, historiador, proponiendo veintitrés rutas para conocerlos; La cueva del Paleolítico de Reguerillo en La Dehesa de la Oliva cerca de Patones de Abajo, un poblado con vestigios carpetanos, romanos, iglesias medievales o la presa de El Pontón de la Oliva del siglo XIX son algunas de las propuestas. La ciudad de Madrid nace durante la dominación árabe en el siglo IX, creada como fortaleza para vigilar los pasos fronterizos de la sierra y las rebeliones de los habitantes de Toledo, quedan restos de la muralla árabe en las inmediaciones del Palacio de Oriente; Y por ver la diversidad de épocas que analiza nos indica también sobre los restos de la Guerra Civil como el campamento falangista de Navalagamella y un bunker republicano en las Rozas.
Gracias por leernos, la semana que viene más.