Degas, el impresionista que no le gustaba el nombre “Impresionismo”.

Edgar Degas (París, 1834 – 1917) fue un gran pintor, escultor y grabador cuya personalidad artística no dependía de su inclusión dentro del grupo de los impresionistas. Fue uno de los fundadores del movimiento, pero rechazaba el nombre, y prefería llamarlo “Arte Realista”.

Dejó numerosos testimonios explícitos de su desprecio por la pintura al aire libre y la espontaneidad del grupo, aunque su obra, tanto por su temática como por su forma abocetada y experimental, entronca con los presupuestos del Impresionismo.

Degas, educación y trayectoria.

Nació en el seno de una familia de clase alta, con una buena posición social y económica. Su familia paterna era de origen franco-italiano y se dedicaba a la Banca, mientras que la de su madre estaba vinculada con el negocio del algodón en Nueva Orleans.

Recibió una esmerada educación artística. Comenzó a pintar a una edad muy temprana, y desde muy pronto se registra como copista de arte del Museo del Louvre. Precisamente conoció a Édouard Manet en 1864 cuando ambos artistas copiaban el mismo cuadro de Velázquez en este museo.

Se convirtió en un dibujante extraordinario, recibiendo la aprobación de Jean Auguste Dominique Ingres. Culminó su formación con el tradicional viaje a Italia.

A lo largo de su carrera artística comenzó con pinturas de historia, y desarrolló un talento excepcional para el retrato, fue a partir de los años 60 cuando decide salir del ámbito restringido al que le condenaba su clase social y su formación académica para permitirse actuar con libertad artística.

Tuvo una gran influencia del grabado japonés. También experimenta con nuevos medios técnicos, como el guache, la acuarela, el grabado y, sobre todo, el pastel.

La temática en Degas.

Su vocación le lleva a reflejar en su arte la vida moderna de la ciudad. Le interesaban los lugares de diversión popular, cabarets, cafés, en donde ensayaba ángulos inesperados, y estudiaba detenidamente la iluminación artificial, dando cuenta de la fauna humana que visita dichos lugares,

Degas se decantaba siempre por la figura femenina, de clase trabajadora, cantantes, prostitutas, planchadoras, sombrereras.

Más tarde, a partir de 1874, inicia sus series dedicadas a carreras de caballos, a bailarinas y, a partir de 1890, los desnudos de mujer lavándose.

Degas, atrapar el momento fugitivo.

Ya hemos dicho que los dos temas más tratados por Degas son los caballos de carreras y las bailarinas, que presentan la misma dificultad de atrapar el momento fugitivo, el instante eterno. Pero también ve en estos temas la lucha que enfrenta la naturaleza a la disciplina.

Su análisis dibujístico y pictórico es pleno, de gesto rápido, prensil y resolutivo, que atrapa algo de lo real y se apropia de ello.

Sobre el tema de la mujer bañándose, desenmascara el aspecto más animal de la mujer, mujeres desnudas en la tina lavándose. Esto agrupó el contenido de su última etapa por sus problemas de salud.

Degas dejó el óleo por el pastel, logrando una combinación en donde la verdad del movimiento y del gesto sintetizan la relación entre el dibujo y el color.

Los problemas oculares de Degas.

Degas, tras la Guerra franco prusiana, en la que le detectaron un problema de vista, desarrolla una preocupación constante por sus problemas oculares. Quedó prácticamente ciego, y eso afectó mucho a su vida. Al terminar la guerra se establece en Nueva Orleans, Luisiana.

La faceta coleccionista de Degas.

Una faceta suya poco conocida es que fue coleccionista de arte, adquiriendo obras de El Greco, Manet, PissarroCézanneGauguin, Van Gogh, Ingres, Delacroix o Daumier. Además cabe destacar su gran pasión por la fotografía.

El antisemitismo de Degas.

A finales del siglo XIX en Europa había temores de una conspiración financiera, había gente que pensaba que los financieros judíos manipulaban los negocios para su beneficio; de hecho, el antisemitismo de Degas pudo haber sido alimentado por la quiebra del negocio bancario de su familia.

La controversia del  Caso Dreyfus  a finales de 1894 le llevó al lado antisemita, al extremo de romper toda relación con sus amigos judíos.

El antisemitismo de Degas se refleja claramente en su pintura “En la Bosa de Valores”, realizada entre 1878 y 1879. En esta obra, en la que a simple vista parece una instantánea de un grupo de hombres de negocios en el parqué de la Bolsa de París, en verdad Degas está retratando al eminente banquero judío Ernest May (1845-1925), en el centro de la composición y el único con rasgos definidos, el rostro de los demás personajes aparece confuso. May parece sorprendentemente mayor que los treinta y cuatro años que en verdad tenía, con su cara pálida y alargada y con unos rasgos semíticos exagerados.

Lo paradójico del caso es que May era un admirador de Degas; de hecho, compró el cuadro antes de que se mostrara al público en la cuarta exposición impresionista de 1879. Esta obra fue en gran parte desconocida hasta que el propio May la donó al Museo de Orsay en 1923, dos años antes de su fallecimiento y seis después de la muerte de Degas.

Sus creencias antisemitas y su carácter misántropo le llevaron a vivir un tanto aislado de la sociedad.

Edgar Degas – En la Bolsa de Valores (Portraits à la Bourse), entre 1878 y 1879. Óleo sobre lienzo. 100,5 x 81,5 Donación de Ernest May sujeta a usufructo, 1923. Musée d'Orsay, París.
Edgar Degas – En la Bolsa de Valores (Portraits à la Bourse), entre 1878 y 1879. Óleo sobre lienzo. 100,5 x 81,5 Donación de Ernest May sujeta a usufructo, 1923. Musée d’Orsay, París.
La personalidad de Degas.

Pocos personajes como Degas muestran las contradicciones de su tiempo, por un lado participaba en las exposiciones impresionistas pero al mismo tiempo criticaba los principios básicos de este movimiento, se inspiraba en los maestros del pasado y sin embargo sus escenas rebosan modernidad, presentó muchas de sus obras al Salón de París y después se une a los impresionistas rechazando su estilismo y reglas rígidas.

Su trabajo fue siempre incesante, y  fue fiel a su creencia de que el pintor no debía tener vida personal.

Con una personalidad como la suya, Degas nunca estuvo casado, y vivió las últimas décadas de su vida  solo, casi ciego, muriendo en 1917.

Esto es todo por hoy, gracias por leernos, nos despedimos hasta la próxima entrada en nuestro blog, www.tasararte.com/blog/.

Edgar Degas – Interior, o la violación (Intérieur), 1869. Óleo sobre lienzo. 81,3 x 114,3 Museo de Arte de Filadelfia, Estados Unidos.
Edgar Degas – Interior, o la violación (Intérieur), 1869. Óleo sobre lienzo. 81,3 x 114,3 Museo de Arte de Filadelfia, Estados Unidos.
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