Antoine Jean Gros, cronista de Napoleón.
Si Louis David fue republicano, y el cronista cortesano de lujo de Napoleón, su discípulo, Antoine Jean Gros (1771 – 1835), será el cronista oficial y militar que le siguió en las campañas bélicas como espectador excepcional, considerado el reportero gráfico de sus grandes batallas y de sus actos humanitarios.
Gros, Napoleón como héroe.
Gros proporciona a Napoleón una imagen de héroe, pero siempre rodeado por la muerte cruenta, colectiva, carroña humana. El emperador dejaba las batallas con un gesto de tristeza; véanse los cuadros titulados “Napoleón Bonaparte en el puente de Arcole”, 1796, “La batalla de Nazaret”, 1801, “Bonaparte visitando a los apestados de Jaffa”, 1804, “La batalla de Abukir”, 1806, o “La batalla de Eylau, 9 de febrero de 1807”, 1808, en el museo del Louvre.
El estilo de Gros.
Empleó una técnica y un espíritu totalmente romántico, con el predominio del color, la luz y la atmósfera, con el dibujo suelto y un gran movimiento. Es uno de los iniciadores de la norma ética y estética romántica del suicidio. Su relación con Napoleón indudablemente le beneficia, pero también le perjudica. Como pintor oficial de las batallas, se vio obligado a no emplear la iconografía en boga, basada en asuntos de la antigüedad.
El pintor había participado en el despojo de arte italiano, que formarían parte del Museo Napoleón. Ello le permitió conocer de cerca la pintura italiana del Renacimiento y del Barroco.
Gros, testigo de una época.
Gros debió de ser testigo de grandes hazañas bélicas de Napoleón en Italia, Egipto y Centroeuropa. No pintó la realidad de la guerra, sino que la filtró por el concepto de heroicidad, una heroicidad conseguida con la explosión del color, el movimiento violento, el ardor y el espíritu que sugieren las figuras aisladas y los grupos de muchos de sus cuadros.
El Napoleón de Gros es un héroe romántico, con un alto grado de humanidad. Sus cuadros representan pasión, como por ejemplo el boceto para “Napoleón Bonaparte en el puente de Arcole”, de 1776, que se desarrolla aplicando pinceladas más agitadas y libres, que luego utilizarían Eugene Delacroix y Théodore Géricault. Gros fue un artista puente entre el Neoclasicismo y Romanticismo, que cierra un ciclo para abrir otro distinto, reduciendo el dibujo a un segundo término, privilegiando el desbordante colorido.
Gros: Los apestado de Jaffa.
“Bonaparte visitando a los apestados de Jaffa”, de 1804, encargado por Napoleón, ilustran al general visitando un hospital, e interesándose por las desgracias ajenas de soldados franceses y árabes. La realidad de la peste les une al margen de toda guerra. Se representa a Napoleón como a un nuevo Cristo, en un ambiente pagano. El escenario predice con claridad el Romanticismo, una mezquita acomodad como hospital.
La batalla de Eylau, según Gros.
Por último comentaremos “La batalla de Eylau, 9 de febrero de 1807”, de 1808, que describe la matanza de más de veinticinco mil hombre por la batalla librada entre franceses y rusos. Este cuadro, encargado por Vivant Denon para alabar las hazañas napoleónicas, es una clara manipulación de la realidad. Se aprecia un desorden compositivo, y cierto horror al vacío.
Se comenta la satisfacción de Napoleón ante la visión de este cuadro, en donde el héroe que ha causado la desgracia, deja de ser héroe para convertirse en padre de la Patria. El emperador compensó a Gros con su propia Cruza de la Legión de Honor y el nombramiento de Barón del Imperio.
Hasta aquí hemos llegado, podríamos extendernos mucho más pero esto es todo por hoy, gracias por leernos, nos despedimos hasta la próxima entrada en nuestro blog www.tasararte.com/blog/.