Recibió el apodo de “El Españoleto” debido a su corta estatura y precocidad –a los 15 años ya se encontraba en Roma para iniciar su formación-. Y a la postre José de Ribera (Xátiva, Valencia, 1591-Nápoles, 1652) se convirtió en uno de los más grandes pintores del S XVII. El Museo del Prado le rinde homenaje en la exposición “Ribera, maestro del dibujo” en la que se exhibirán ejemplos magistrales de esta faceta de su obra, que ya fue muy valorada y respetada en su tiempo. De hecho, la importancia que Ribera otorgaba al dibujo fue una de las singularidades que le definió, a diferencia Caravaggio y de los pintores coetáneos, que no dibujaban sino que pintaban directamente sobre el lienzo. La muestra combina 71 dibujos, pinturas y estampas que ponen de manifiesto su excepcional habilidad con la pluma o el lápiz, así como su gran originalidad y un imaginario único. La figura humana es uno de los ejes centrales de su obra, aunque a menudo desde una perspectiva violenta o grotesca, lo que le llevó a ser considerado un pintor cruel e incluso sádico y el gran precursor de Goya. La temática de gran parte de ellos exhibe con fiel realismo el dolor y el horror del ser humano, principalmente en la forma de santos penitentes y mártires. Especialmente llamativos son otro grupo de dibujos que plasman las diversas técnicas de tortura y ajusticiamientos llevados a cabo por tribunales de la Inquisición. Son escenas de trazos cortos, que parecen realizadas con cierta rapidez, sin un juicio ético o moral y se presentan como elementos testimoniales de aquellos acontecimientos, a modo de lo que hoy en día se podría considerar un reportaje gráfico descarnado. Sus dibujos de cabezas, muy importantes dentro de su corpus creativo, están bien representados en esta exposición. Algunas de ellas, siguiendo la tendencia algo morbosa del pintor, reflejan deformidades causadas por el bocio o anomalías como narices prominentes o labios exageradamente carnosos. Una muestra sin duda indispensable dentro de las citas artísticas de esta temporada, que ha sido comisariada por Gabriele Finaldi, y que pone de manifiesto el talento de este inmenso genio español, su dominio de diferentes técnicas pictóricas y que por su imaginación profusa y original, no dejará indiferente a nadie.
Seguimos en el Museo del Prado. Ahora en el Salón de Reinos. Los arquitectos Norman Foster y Carlos Rubio Carvajal ganan el concurso de proyectos para la rehabilitación del Salón de Reinos. Presentada bajo el lema “Traza Oculta”, rentabiliza al máximo el uso museístico en el edificio y crea un gran atrio de acceso en la fachada sur, otorgando a este espacio un carácter semiabierto y permeable al exterior, pero suficientemente controlado para que sirva de protección a la fachada original del Salón de Reinos, en la que se recuperan sus huecos y balconadas. Podremos ver esta propuesta y las de los siete equipos finalistas a partir del 1 de diciembre que se expondrán en el Museo.
Un plan de altura: subir a los andamios de una fachada barroca icónica y tener el privilegio de escudriñar de cerca los detalles que la componen, es una actividad única y efímera. La Universidad de Alcalá ha tenido la encomiable iniciativa de aprovechar las obras de restauración de la fachada de su edificio principal, el Colegio Mayor de San Ildefonso, para organizar estas visitas guiadas. Son cuatro pisos de andamios que se pueden visitar en reducidos grupos de 10 personas, sólo tres turnos al día. A lo largo del recorrido, que dura 45 minutos, los guías explican al detalle a los privilegiados visitantes la iconografía y los elementos escultóricos de esta joya del Renacimiento. La fachada del Colegio Mayor San Ildefonso es uno de los principales iconos del Renacimiento español. Obra de Gil de Hontañón, se construyó entre 1537 y 1553 y es tan conocida y valorada que tiene hasta una réplica en la fachada del Teatro Nacional Cervantes de Buenos Aires.
Iconografías complejas, temáticas que saben resumir coyunturas inquietantes, Cristóbal Toral ha querido resumir en un cuadro avatares del mundo actual, inquietudes que brotan en su mente, en concreta ésta se reprodujo inicialmente en un sueño que tuvo una noche; el Papa emérito Benedicto XVI secuestrado por dos soldados del Daesh. “El secuestro del papa Benedicto XVI”. Una obra que relata elocuente una situación compleja y que merece estar en un museo para ser contemplada por todos.
La internacional artista argentina Marta Minujín ha sido condecorada con el Premio Velázquez de Artes Plásticas 2016. El jurado ha distinguido su obra “porque con su máxima creativa ‘todo es arte’ ha sido pionera en nuevos comportamientos artísticos y en el desbordamiento de los marcos institucionales del arte y de los medios. Su posición contracultural y el compromiso político en un momento particularmente difícil se mantienen en la coyuntura internacional actual”. Este premio está dotado nada más y nada menos que con €100.000. Minujín (Buenos Aires, Argentina, 1943) estudió en las Escuelas Nacionales de Bellas Artes de su ciudad natal, presentó su primera exposición con tan solo 16 años. En 1960 obtuvo una beca que le permitió vivir en París hasta 1966, en donde a través de la beca Guggenheim que le fue concedida se trasladó a vivir a Nueva York. Allí trabó amistad con Andy Warhol, siendo asidua de “The Factory” y realizando junto con éste estrechas colaboraciones, siendo la más representativa “El pago de la deuda externa con mazorcas de maíz”, de 1985 una vez restaurada la democracia en Argentina.
Esta ha sido la selección de noticias de esta semana, aunque hay muchas más. La semana que viene esperamos sorprenderles con una nueva selección de noticias destacadas del mundo del arte y la cultura en nuestro blog https://www.tasararte.com/blog/