Llega a Madrid una exposición muy esperada por muchos: “Duchamp, Magritte, Dalí: Revolucionarios del siglo XX”, en el Palacio de Gaviria en la calle Arenal, muy cerca de la Puerta del Sol, del kilómetro Cero.

La muestra está compuesta por alrededor de 180 obras, todas préstamos del Museo de Jerusalén y pertenecientes a la colección de Arturo Schwart. Al igual que las dos anteriores exposiciones que hubo en el Palacio de Gaviria, la de Escher y la de Alphonse Mucha, está organizada por la empresa italiana Arthemisia.

Pinturas, dibujos, collages, fotografías y esculturas con una puesta en escena excepcional gracias al arquitecto Óscar Tusquets, encargado del diseño espacial de esta exposición y que ha reconstruido para la ocasión la instalación de 1.200 sacos de carbón creada por Duchamp para la exposición Internacional de Surrealismo en 1938 y la Sala Mae West de Dalí del Museo de Figueras.

La exposición se centra en el Dadaísmo y el Surrealismo, dos grandes revoluciones artísticas del siglo XX que cambiaron el concepto de Arte. Además de obras de Duchamp, Magritte o Dalí, encontramos autores como Ernst, Tanguy, Man Ray, Calder, Picabia, Schwitters, Höch, Blumenfeld, Janco entre otros.

La exposición no está agrupada ni por grandes autores ni por orden cronológico, sino que está divida en cinco bloques temáticos: “Yuxtaposiciones maravillosas”, “Deseo: musa y abuso”, “El automatismo y su evolución”, “Biomorfismo y Metamorfosis”, e “Ilusión y paisaje onírico”.

El Dadaísmo surge en 1916 en el Cabaret Voltaire en Zúrich como un movimiento cultural, primero en Europa y después en Estados Unidos, una filosofía que todo lo cuestionaba, producto del desencanto de la Gran Guerra, un antiarte como provocación al orden establecido, rompiendo moldes. Y el Surrealismo aparece en Francia a partir del Dadaísmo en la década de 1920, con influencias de las entonces modernas teorías del psicoanálisis de Freud sobre el sueño y el subconsciente, con precursores tan lejanos en el tiempo como El Bosco o Arcimboldo, Heráclito o el Marqués de Sade, o más cercanos como Giorgio de Chirico y su pintura metafísica. En el primer Manifiesto Surrealista de 1924 de André Breton lo define como “un dictado del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral”. La influencia de estos movimientos sigue vigente hoy en día.

Como siempre, gracias por estar ahí, y hasta nuestra próxima entrada en el blog www.tasararte.com/blog/

René François Ghislain Magritte – Le château des Pyrénées (El castillo de los Pirineos), 1959. Óleo sobre lienzo. 200 x 145 cm. Museo de Israel, Jerusalén.
René François Ghislain Magritte – Le château des Pyrénées (El castillo de los Pirineos), 1959. Óleo sobre lienzo. 200 x 145 cm. Museo de Israel, Jerusalén.
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