El Museo Nacional del Prado acaba de inaugurar la exposición “Antonio María Esquivel (1806-1857): Pinturas religiosas” en la que saca a la luz tres obras principales del artista que han sido restauradas durante los últimos años en los talleres del museo tras un laborioso y largo proceso.

Las obras son “La caída de Luzbel” de 1840, “El Salvador”, 1842, y “La Virgen María, el niño Jesús y el Espíritu Santo con ángeles en el fondo”, realizada en 1856, un año antes de su muerte. El conjunto permite comprender los principios del estilo de este artista, fundado en buena medida en la pintura barroca andaluza, de la que se consideraba su principal valedor, en oposición a otras tendencias que favorecían el dibujo frente al colorido. Realizadas en su madurez, muestran una formación académica atenta al estudio de la escultura antigua y la precisión anatómica.

La caída de Luzbel” fue un regalo de Esquivel al Liceo de Madrid como muestra de gratitud por la ayuda que los miembros de la institución le prestaron para curarse de la ceguera que padeció durante más de un año. Mientras estuvo ciego cayó en una profunda depresión e intentó suicidarse dos veces. Enterados sus compañeros y amigos poetas y artistas, sufragaron los costes de un tratamiento realizado por un oftalmólogo francés, gracias a la cual sanó y recuperó la visión. Conmovido, cuando recuperó la vista pintó un cuadro que simboliza el triunfo de la luz frente a las tinieblas, del bien sobre el mal. El ángel no va armado, es una metáfora de su vida, explicó Javier Barón, jefe de Conservación de Pintura del siglo XIX en la Museo del Prado.

El Salvador” muestra el cuerpo de Jesús con un profundo énfasis en su anatomía; el tratamiento de los paños hace destacar con solidez las figuras sobre los tonos dorados del fondo.

La Virgen María, el niño Jesús y el Espíritu Santo con ángeles en el fondo” se recuperó de su depósito en 2000 y se restauró en 2011 para la exposición internacional “Portrait of Spain: Masterpieces from the Prado”. En el pasado participó en la Exposición Nacional de 1856. Es una obra que aúna referencias a Murillo, a la monumentalidad clásica y a la exactitud anatómica.

Finalmente, completan la exposición el retrato de Jose de Espronceda, del que fue gran amigo, uno de sus últimos autorretratos, el lienzo “Una niña expirando en brazos de la Fe cristiana” y su “Tratado de Anatomía Pictórica“, considerada una publicación de referencia para los artistas.

Antonio María Esquivel (Sevilla, 1806 – Madrid, 1857) comenzó sus estudios en la Academia de Bellas Artes de Sevilla, ciudad en la que alcanzó cierta fama y prestigio. Con apenas 17 años, en 1823 interrumpe sus estudios y se alista en las filas liberales para defender la plaza de Cádiz ante la invasión francesa de los cien mil hijos de San Luis, que acabó con el trienio liberal y dio paso a la década Ominosa de vuelta al absolutismo de Fernando VII.

En 1831 se trasladó a Madrid, en donde al año siguiente concursó en la Academia de San Fernando, siendo nombrado entonces académico de mérito. Estuvo en contacto con la intelectualidad madrileña de esos años y participó activamente en la fundación en 1837 del Liceo Artístico y Literario, donde daría clases de Anatomía, asignatura que impartiría más tarde en la Academia de San Fernando.

En 1839 es cuando sufrió la enfermedad le privó de la vista, que recuperó a finales de 1840. A partir de ese momento participó en todos los acontecimientos artísticos madrileños. En 1843 es nombrado Pintor de Cámara por la reina Isabel II y en 1847 académico de San Fernando, siendo además miembro fundador de la Sociedad Protectora de Bellas Artes. En 1848 escribió el Tratado de anatomía pictórica, cuyo manuscrito se guarda en la Biblioteca del Museo del Prado. Participó en la primera Exposición Nacional celebrada en 1856. Al año siguiente fallece en Madrid.

Esto es todo por hoy. Gracias por estar ahí, y hasta la próxima entrada en nuestro blog www.tasararte.com/blog/

Antonio María Esquivel - La caída de Luzbel, 1840. Óleo sobre lienzo. 275 x 205 cm. Museo Nacional del Prado.
Antonio María Esquivel – La caída de Luzbel, 1840. Óleo sobre lienzo. 275 x 205 cm. Museo Nacional del Prado.
Antonio María Esquivel - El Salvador, 1842. Óleo sobre lienzo. 280 x 182 cm. Museo Nacional del Prado.
Antonio María Esquivel – El Salvador, 1842. Óleo sobre lienzo. 280 x 182 cm. Museo Nacional del Prado.
Antonio María Esquivel - La Virgen María, el niño Jesús y el Espíritu Santo con ángeles en el fondo, 1856. Óleo sobre lienzo. 173,2 x 114,5 cm. Museo Nacional del Prado.
Antonio María Esquivel – La Virgen María, el niño Jesús y el Espíritu Santo con ángeles en el fondo, 1856. Óleo sobre lienzo. 173,2 x 114,5 cm. Museo Nacional del Prado.
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